lunes, 11 de julio de 2011

El médico de familia, ¿una especie en extinción?


Los profesionales dicen que es una figura que sigue vigente pero admiten que ha perdido terreno frente a las especialidades. Cifras y testimonios
Aunque lleva las historias clínicas de sus pacientes en una laptop que lo acompaña en su consultorio, a Alfredo Pastorino no le hace falta en general revisarlas: las conoce bien, como conoce sus historias personales y, en algunos casos, también a sus familias. No en vano suele verlos varias veces al año, a lo largo de sus vidas, ocupándose tanto del catarro de los hijos como de los achaques del abuelo. Su forma de trabajo, que hace unos años no hubiera tenido nada de sorprendente, hoy configura sin embargo un perfil profesional cada vez más raro en nuestro medio: el del médico de familia.

Como todos sus colegas, Pastorino no desconoce esa realidad. Por el contrario -cuenta-, fue la que alguna vez lo llevó a elegir su especialización. Y es que al descubrir de estudiante que la atención médica se tornaba cada vez más "efímera" y "fragmentaria", él decidió tomar la dirección opuesta para convertirse en un especialista en sus propios pacientes.

Pero el camino que adoptó Pastorino no es por cierto el más común en un sistema de salud que, como el nuestro, favorece y estimula la superespecilización. "Los nuevos profesionales tienden a volcar su vocación hacia formaciones cada vez más específicas porque ahí se encuentra hoy la mayor retribución, pero además el mayor prestigio social", explican desde la Agremiación Médica Platense.

Es que "los médicos -agregan- somos producto de los sistemas de salud, pero también de las sociedades. Y en la nuestra, lo que viene ocurriendo desde hace años es que la gente no tiene ya médico de cabecera, porque en general prefiere acudir directamente a especialistas".

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