foto Juan Guevara |
El escenario no motiva grandes festejos, aunque permanezca incólume el noble orgullo de ser huancaínos e isabelinos.
Nuestro “Santi”, es víctima de la corrupción que opera en el país. Merced al Decreto de Urgencia 004 del 2009, referido a inversiones del Estado en Instituciones Emblemáticas, partió del gobierno central la “idea” de su nueva infraestructura; no hubo requerimiento de su comunidad educativa ni urgencias, y permitimos se le agreda de insensata manera. El proceso especial 064-2012-ED/VE100 adjudicó la buena pro para elaboración del expediente técnico, ejecución y supervisión de la Obra, “al dedo”.
El GRJ no tuvo plan de contingencia para garantizar las actividades académicas, y sospechosamente no evalúo el expediente técnico antes de “entregar el terreno”. Las negligencias se pretendieron ocultar con medidas contraproducentes y de última hora, lesionando la dignidad de su comunidad educativa. Hacía solo diez años que en base a un expediente técnico elaborado por INFES se había constatado que sus bases y estructuras eran “eternas” y se le refaccionó integralmente (cambio de pisos y techos, pintura, etc.). No se justificaba la demolición ni la necesidad de nuevo local.
Arrasaron con la moderna piscina olímpica construida en 1995 por los huancaínos a través de la Municipalidad. El cuestionado “expediente técnico” consignaba solo una “semi”.
A más de dos años del inicio de los padecimientos, exigimos el resarcimiento del daño con la construcción urgente de un local de calidad, con infraestructura de natación de las mismas o mejores características de la arrasada, acordes con la historia del colegio.
Hay financiamiento, sigue la espera, y el GRJ no considera que un proyecto de esas características deba tener la Licencia de Obra otorgada por la Comisión Especial de los Colegios de Arquitectos e Ingenieros de la MPH, por muy obra financiada por el gobierno central que sea.
Un abrazo,
Pedro Morales Mansilla
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