Dar leche materna exclusiva a nuestros hijos hasta los seis meses, incluso hasta
los dos años de edad, no sólo permite un desarrollo integral en el aspecto
intelectual y de crecimiento del mismo, sino también, contribuye en el tema
afectivo, a reducir la inseguridad y baja autoestima cuando llegan a la
adolescencia, evitando de esta manera los intentos de suicidios.
“El
contacto de piel a piel, entre la madre y su bebé cuando lacta, permite que la
mamá fije su mirada a su hijo y paralelamente lo acaricie. Con estos gestos ella
logra brindarle seguridad asentando de esta manera las bases en su futuro
emocional y con un fortalecimiento a través del afecto y comprensión, se logrará
reducir los suicidios en adolescentes. Y no sólo eso, también, los embarazos no
deseados” comentó la coordinadora de la etapa vida-niño de la DIRESA-Junín, Lic.
Aydeé Quispe Delgado.
Indicó que
la inseguridad y baja autoestima en algunos adolescentes de hoy se debe a que
muchas veces la madre por motivos de trabajo suele cortar la lactancia materna
antes de los seis meses de nacido, sustituyéndola por el tradicional biberón.
Eso no es todo, los argumentos y técnicas caseras que usan miles de madres, ya
sea por creencias ancestrales u otras, para suspender la práctica total de la
lactancia materna en su bebé, motiva a que ese niño crezca con
resentimientos.
“En la
zona rural, aún existen madres que por falta de educación, practican la
lactancia materna pero a su vez realizan sus labores cotidianas, entonces, se
pierde ese contacto afectivo y el niño cuando llega adolescente, puede estar
sano y fuerte pero es inseguro emocionalmente”, advirtió. Recordó que
la proporción de lactancia materna exclusiva en nuestra región
alcanzó el año pasado el 97%, esto gracias al trabajo desarrollado por la
DIRESA-Junín a través del personal de salud en los establecimientos de
salud.
La leche
materna debido a sus proteínas, vitaminas, minerales y enzimas, que ayudan a
formar el sistema inmunológico en el niño, permite prevenir diversas
enfermedades entre ellas las infecciones respiratorias agudas (IRAS) y
enfermedades diarreicas. De igual forma gracias a la presencia del Omega 3, en
la adultez previene enfermedades crónicas degenerativas, como la hipertensión,
diabetes, males al hígado e intolerancia a la leche y carnes.
Según la
especialista, otro de los motivos por el cual los bebés, en los primeros seis
meses, no pueden reemplazar la leche materna, es debido a que su sistema
digestivo aún no está en la capacidad de recibir otro tipo de alimento, toda vez
que no ha desarrollado la vellosidad intestinal, el cual lo completa pasado los
seis meses. A partir de esa fecha el niño puede empezar a consumir papillas sin
dejar de lado la lactancia materna.