Ni los mejores agentes de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), con su red de informantes sofisticados en el mundo, los han podido ubicar.
Tampoco los representantes de las organizaciones mexicanas de Sinaloa, Juárez y Tijuana, quienes, en su caso, lo buscan para matarlo por atreverse a disputarles el mercado de la cocaína en el Perú.
Osmar de Souza Junior es brasileño, tiene 28 años y lidera la principal facción del Primer Grupo Catarinense (PGC), organización criminal brasileña que –según la Dirandro– administra el 60% de la droga que se produce en nuestro país y que sale con destino a Bolivia y Brasil.
A diferencia de los mexicanos que recurren a la vía marítima para retirar del país los cargamentos de alcaloide, el PGC ha establecido nuevas rutas que incluyen caminos de herradura, carreteras, ríos navegables y vuelos de avionetas ligeras para el mismo fin.
Osmar de Souza, conocido como 'El Pitao' o 'Cabelho', es considerado el principal financista de más de 100 pequeñas "firmas" de narcos que operan en la zona cocalera del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).
Uno de los principales 'socios' en el Vraem es el huamanguino Fortunato Lagos Lizarbe, quien administra la mayor cantidad de laboratorios de droga instalados en Ayacucho y Apurímac, así como en la selva de Junín.
Lagos Lizarbe es buscado desde el 2006 cuando el Cuarto Juzgado Supraprovincial de la Sala Penal Nacional ordenó su captura internacional. Existen indicios de su presencia en Bolivia, desde donde movería sus tentáculos para producir y acopiar la cocaína que el Primer Grupo Catarinense (PGC) extrae del Vraem.
De acuerdo a un informe confidencial de la Dirección Antidrogas, al que tuvo acceso el diario La República, anualmente se producen unas 350 toneladas de cocaína en el Vraem y el Alto Huallaga.
Los operativos de interdicción –señala el documento–han permitido incautar entre 20 mil y 29 mil kilos por año, durante el último quinquenio. El 2010 se alcanzó el pico más alto.
Estas cifras, sin embargo, son consideradas conservadoras por el sociólogo Jaime Antezana, experto en temas de narcotráfico.
Antezana afirma que la producción anual de cocaína en nuestro país supera las 500 toneladas y casi todo termina en el extranjero. La falta de capacidad de respuesta de las autoridades ante el avance del narcotráfico es evidente, añade. "Solo el 5% de la droga que se elabora en el Perú es confiscada por la policía", subraya el especialista.
Considerando las cifras que maneja Antezana, las casi 7 toneladas de droga descubiertas recientemente en Trujillo –que iban a ser 'exportadas' a Bélgica y España por miembros del cartel de Sinaloa– apenas representarían el 1.4 % de toda la producción anual.
En el informe de inteligencia de la Dirandro que evalúa la situación actual de los carteles de la droga, se da cuenta de que los grupos mexicanos han perdido fuerza.
Hasta el 2011 se estimaba que las organizaciones de Sinaloa, Juárez y Tijuana remesaban al extranjero por vía marítima el 80% de la cocaína producida en el Vraem y el Huallaga, desde los puertos del Callao (Lima), Chimbote (Áncash) y Paita (Piura).