sábado, 28 de febrero de 2015

¿Una televisión miope y sesgada?



Por María Mendoza Michilot


Hace casi veinte años, el sociólogo Pierre Bourdieu escribió en su libro Sobre la televisión algo que sigue teniendo vigencia: todo aquello de lo cual hay que hablar al día siguiente está definido por la televisión; es más, en caso el tema sea propuesto desde un periódico solo será determinante o central en la discusión pública si la televisión lo menciona, “lo orquesta y lo dota, al mismo tiempo, de una eficacia política”.

La atingencia es pertinente frente a los resultados del reciente estudio del CONCORTV sobre los noticiarios de señal abierta en Lima Metropolitana, de los cuales me permito resaltar tres, porque abren una serie de interrogantes respecto al papel de la TV en la agenda pública, es decir, en el debate de lo que nos interesa como colectividad.

El estudio señala que el 77,7% de las noticias transmitidas versan sobre el acontecer nacional y 22,3% del internacional. Pero también indica que en la mayor parte de sus emisiones (60%) abordan asuntos de alcance metropolitano, seguidos por los de trascendencia regional (25,1%) y local regional (14,9%). Asimismo puntualiza que se concentran en la política (27,4%), los policiales (21,4%), las tragedias y accidentes (7,5%), los deportes (7,4%), los espectáculos (6,3%) y el resto de las áreas temáticas (4%).

La preferencia por lo nacional ‘podría’ expresar la preocupación del medio en atender la agenda interna antes que lo sucedido en el exterior, aunque en un mundo cada vez más globalizado, donde la información no tiene fronteras, sorprende el bajo porcentaje concedido a lo internacional. Como sostiene el sociólogo Silvio Waisbord, la debilidad en la divulgación de los sucesos mundiales se refleja en el reducido número de notas; habría que añadir la falta de profundidad en el tratamiento de esos acontecimientos.

Sin embargo, el hecho de que el foco no esté afuera sino adentro, no implica que los canales limeños sean el mejor vehículo para dar a conocer el acontecer en el país. Por el contrario, siguen mirándose el ombligo, a Lima; en otras palabras, hay un desinterés manifiesto en la mayoría de ellos hacia el resto del Perú. Nos preguntamos si esta mirada centralista (algunos la explicarán en la atención al target primario) de estos espacios periodísticos contribuye a la desconexión entre Lima y otras ciudades. Hace poco el directivo de un periódico de Pucallpa me comentó que se duda de la cobertura mediática limeña sobre los problemas regionales. “La realidad no siempre es como la pintan los medios citadinos”, dijo. Si eso piensa un periodista, qué sentimientos puede albergar el ciudadano de a pie.

Una interrogante adicional se refiere a la temática de los noticiarios que sigue enfocada, parafraseando a Bourdieu, en asuntos que solo suscitan un interés de mera curiosidad (es el caso de la política y los policiales), debido a su presentación dramatizada, anecdótica y descontextualizada.

Por fuera subsisten temas importantes, según CONCORTV, ubicados en la categoría de “el resto”, con apenas un 4% del total de las noticias e inexplicablemente considerados no relevantes: problemas sociales, derechos humanos, justicia, economía, salud, educación, ambiente, ayuda social, arte y cultura, trabajo y un largo etcétera. Sucesos que al ser difundidos en la televisión podrían ‘rebotar’ y tener una mayor repercusión en beneficio de un país que reclama su atención.

Lástima que dos décadas después la TV siga siendo miope y sesgada.

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