Por Emilio Camacho.-
Esto sucede desde hace años: las empresas de telefonía móvil anuncian sus cifras de cobertura en todo el país y las convierten en publicidad. Pero, ¿son verdaderas las cifras? Nadie lo sabía hasta el año pasado. Entonces, el Organismo Supervisor de Inversión Privada en Telecomunicaciones (Osiptel) decidió verificar por primera vez la información que le reportaban las empresas.
Lo que encontró no fueron solo inexactitudes en los reportes. Cuando Osiptel pidió explicaciones a la empresa Claro (América Móviles), esta respondió que sus reportes de cobertura no se basan en reportes de campo sino, en un software de predictibilidad.
El Perú tiene aproximadamente 98 mil centros poblados. Claro y Telefónica compiten permanentemente para saber quién llega a la mayor cantidad de localidades. Claro sostiene que su cobertura llega a 28,610 centros poblados (de acuerdo con su reporte a Osiptel de setiembre de 2011) y Telefónica afirma que su señal cubre a 19,250 Y hasta el año pasado, el Estado nunca corroboró esta información.
Recién el 2011, premunidos de un nuevo equipo de medición de señal, Osiptel envió a sus supervisores a mil centros poblados (el 3.5% de la cantidad de localidades que dice cubrir Claro). Lo que encontraron es que existen pueblos que no tienen señal de telefonía móvil a pesar que las empresas los reportan dentro de su cobertura.
Osiptel determinó que Claro no tenía cobertura en 55 localidades en las que decía estar presente y Telefónica Móviles no llegaba a 14 centros poblados que había reportado como cubiertos por su señal.
El 11 de octubre del 2011, Osiptel informó el resultado de la inspección a las empresas y les pidió explicaciones.
Cada empresa respondió a su manera.
Telefónica contestó las observaciones de Osiptel solo para uno de los centros poblados (Puyca, en Arequipa). Lo hizo luego de que su personal verificara que su estación base en esa localidad “operaba con normalidad”. Su respuesta para los otros trece centros poblados quedó pendiente.
¿Y Claro? La empresa respondió el 11 de noviembre, de manera diferente a su competidora.
En su réplica, Claro indicaba que sus reportes de cobertura se realizan “con un software de predicción de cobertura, el cual obtiene sus resultados luego de efectuar simulaciones proporcionadas por una base de datos de centros poblados del INEI (censo 2002)”. En el párrafo siguiente, la empresa señalaba que “existen muchos casos en los cuales los resultados proporcionados por el software de predicción no coincidirá [sic] plenamente con los valores en sitio, debido a que las coordenadas geográficas -proporcionadas por el INEI- no corresponden a la ubicación real de la localidad, la dificultad geográfica de algunas zonas del país, entre otros”. En pocas palabras, según la empresa, la información errónea reportada se debía a las inexactitudes de la base de datos del INEI y a lo complicado de nuestra geografía.
Pero, para no hacerse problemas, en el último párrafo de su respuesta a Osiptel, Claro indicaba que había decidido retirar de su reporte de cobertura a las 55 localidades observadas. Nunca se planteó la posibilidad de hacer trabajo de campo para verificar sus cifras.
¿Y por qué una empresa hace verificación de sus estaciones base y la otra solo usa un software, sin hacer trabajo de campo? Porque en el Perú no existe una ley que defina cómo se debe medir la cobertura. Así de sencillo.
Tampoco está claro el concepto mismo de cobertura. Basta tener señal en una parte de un centro poblado para decir que se tiene cobertura en toda la localidad. Ese es el caso de Telefónica Móviles.
El 10 de octubre del 2011, el alcalde del distrito de Quivilla (Huánuco), Isau Vera, mandó una carta a Osiptel en la que se quejaba de que su localidad no tenía cobertura celular a pesar que aparecía en los reportes de Claro y Telefónica. El 25 de octubre, Osiptel pidió información a las operadoras sobre este asunto.
Claro simplemente anunció que retiraba a Quivilla de su reporte de cobertura.
En cambio, Telefónica llegó al lugar para hacer pruebas. Su personal realizó llamadas desde el local de la municipalidad de Quivilla, de la cuadra 1 del jirón José Olaya de dicha localidad y del estadio Puca Rumi. Falló en todas. Recién cuando llamó de la cuadra 2 del jirón Agustín Gamarra de Quivilla obtuvo señal “pero con interferencia”. Igual respondió a Osiptel que sí tenía señal en esa localidad.
¿Y por qué Telefónica reportó a Quivilla bajo su cobertura si falló en tres de cuatro intentos? IDL-Reporteros le hizo esta pregunta a la empresa pero no respondió. Lo que sí nos indicó es que el año pasado recibió siete notificaciones de Osiptel en las que le consultaba sobre su cobertura en 37 localidades. Según la empresa, ya han acreditado tener presencia en 14 de ellas.
IDL-R también consultó a Claro sobre las observaciones de Osiptel.
Juan Rivadeneyra, Director de Marco Regulatorio de Claro insistió en que las coordenadas geográficas que le brinda el INEI no corresponden con la ubicación real de las localidades en las que dicen tener señal, eso provocaría inexactitudes en los cálculos de su software de predicción de cobertura. Además, defendió el uso de su software al afirmar que esa metodología es un “estándar adoptado a nivel mundial”.
Sin embargo, organismos como el Instituto Europeo de Normas de Telecomunicaciones (ETSI) recomiendan hacer verificaciones de campo para certificar los resultados de las denominadas “pruebas de gabinete”, algo que, como ya hemos dicho, no hace Claro.
Hay una última cosa que decir. ¿Por qué es importante que las empresas de telefonía móvil envíen información real sobre su cobertura? Porque (además del principio de honestidad) de otra manera perjudican a las localidades que supuestamente tienen cobertura. Si estos pueblos son incluidos en los reportes de Claro o Telefónica ya no son tomados en cuentas por organismos como FITEL (Fondo de Inversión en Telecomunicaciones) con el que se lleva telefonía a comunidades lejanas.
Esto sucede desde hace años: las empresas de telefonía móvil anuncian sus cifras de cobertura en todo el país y las convierten en publicidad. Pero, ¿son verdaderas las cifras? Nadie lo sabía hasta el año pasado. Entonces, el Organismo Supervisor de Inversión Privada en Telecomunicaciones (Osiptel) decidió verificar por primera vez la información que le reportaban las empresas.
Lo que encontró no fueron solo inexactitudes en los reportes. Cuando Osiptel pidió explicaciones a la empresa Claro (América Móviles), esta respondió que sus reportes de cobertura no se basan en reportes de campo sino, en un software de predictibilidad.
El Perú tiene aproximadamente 98 mil centros poblados. Claro y Telefónica compiten permanentemente para saber quién llega a la mayor cantidad de localidades. Claro sostiene que su cobertura llega a 28,610 centros poblados (de acuerdo con su reporte a Osiptel de setiembre de 2011) y Telefónica afirma que su señal cubre a 19,250 Y hasta el año pasado, el Estado nunca corroboró esta información.
Recién el 2011, premunidos de un nuevo equipo de medición de señal, Osiptel envió a sus supervisores a mil centros poblados (el 3.5% de la cantidad de localidades que dice cubrir Claro). Lo que encontraron es que existen pueblos que no tienen señal de telefonía móvil a pesar que las empresas los reportan dentro de su cobertura.
Osiptel determinó que Claro no tenía cobertura en 55 localidades en las que decía estar presente y Telefónica Móviles no llegaba a 14 centros poblados que había reportado como cubiertos por su señal.
El 11 de octubre del 2011, Osiptel informó el resultado de la inspección a las empresas y les pidió explicaciones.
Cada empresa respondió a su manera.
Telefónica contestó las observaciones de Osiptel solo para uno de los centros poblados (Puyca, en Arequipa). Lo hizo luego de que su personal verificara que su estación base en esa localidad “operaba con normalidad”. Su respuesta para los otros trece centros poblados quedó pendiente.
¿Y Claro? La empresa respondió el 11 de noviembre, de manera diferente a su competidora.
En su réplica, Claro indicaba que sus reportes de cobertura se realizan “con un software de predicción de cobertura, el cual obtiene sus resultados luego de efectuar simulaciones proporcionadas por una base de datos de centros poblados del INEI (censo 2002)”. En el párrafo siguiente, la empresa señalaba que “existen muchos casos en los cuales los resultados proporcionados por el software de predicción no coincidirá [sic] plenamente con los valores en sitio, debido a que las coordenadas geográficas -proporcionadas por el INEI- no corresponden a la ubicación real de la localidad, la dificultad geográfica de algunas zonas del país, entre otros”. En pocas palabras, según la empresa, la información errónea reportada se debía a las inexactitudes de la base de datos del INEI y a lo complicado de nuestra geografía.
Pero, para no hacerse problemas, en el último párrafo de su respuesta a Osiptel, Claro indicaba que había decidido retirar de su reporte de cobertura a las 55 localidades observadas. Nunca se planteó la posibilidad de hacer trabajo de campo para verificar sus cifras.
¿Y por qué una empresa hace verificación de sus estaciones base y la otra solo usa un software, sin hacer trabajo de campo? Porque en el Perú no existe una ley que defina cómo se debe medir la cobertura. Así de sencillo.
Tampoco está claro el concepto mismo de cobertura. Basta tener señal en una parte de un centro poblado para decir que se tiene cobertura en toda la localidad. Ese es el caso de Telefónica Móviles.
El 10 de octubre del 2011, el alcalde del distrito de Quivilla (Huánuco), Isau Vera, mandó una carta a Osiptel en la que se quejaba de que su localidad no tenía cobertura celular a pesar que aparecía en los reportes de Claro y Telefónica. El 25 de octubre, Osiptel pidió información a las operadoras sobre este asunto.
Claro simplemente anunció que retiraba a Quivilla de su reporte de cobertura.
En cambio, Telefónica llegó al lugar para hacer pruebas. Su personal realizó llamadas desde el local de la municipalidad de Quivilla, de la cuadra 1 del jirón José Olaya de dicha localidad y del estadio Puca Rumi. Falló en todas. Recién cuando llamó de la cuadra 2 del jirón Agustín Gamarra de Quivilla obtuvo señal “pero con interferencia”. Igual respondió a Osiptel que sí tenía señal en esa localidad.
¿Y por qué Telefónica reportó a Quivilla bajo su cobertura si falló en tres de cuatro intentos? IDL-Reporteros le hizo esta pregunta a la empresa pero no respondió. Lo que sí nos indicó es que el año pasado recibió siete notificaciones de Osiptel en las que le consultaba sobre su cobertura en 37 localidades. Según la empresa, ya han acreditado tener presencia en 14 de ellas.
IDL-R también consultó a Claro sobre las observaciones de Osiptel.
Juan Rivadeneyra, Director de Marco Regulatorio de Claro insistió en que las coordenadas geográficas que le brinda el INEI no corresponden con la ubicación real de las localidades en las que dicen tener señal, eso provocaría inexactitudes en los cálculos de su software de predicción de cobertura. Además, defendió el uso de su software al afirmar que esa metodología es un “estándar adoptado a nivel mundial”.
Sin embargo, organismos como el Instituto Europeo de Normas de Telecomunicaciones (ETSI) recomiendan hacer verificaciones de campo para certificar los resultados de las denominadas “pruebas de gabinete”, algo que, como ya hemos dicho, no hace Claro.
Hay una última cosa que decir. ¿Por qué es importante que las empresas de telefonía móvil envíen información real sobre su cobertura? Porque (además del principio de honestidad) de otra manera perjudican a las localidades que supuestamente tienen cobertura. Si estos pueblos son incluidos en los reportes de Claro o Telefónica ya no son tomados en cuentas por organismos como FITEL (Fondo de Inversión en Telecomunicaciones) con el que se lleva telefonía a comunidades lejanas.
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