miércoles, 16 de mayo de 2012

2012 Un año de indignación




La mundialmente conocida protesta de los indignados cumplió un año en contra del sistema económico imperante en el planeta. La protesta la organizaron grupos de izquierda y se sumaron a ella con indignación ciudadanos que veían que la burbuja financiera provocada por los especuladores comenzaba a dar sus efectos negativos. La noticia de la protesta iniciada en Madrid fue rápidamente replicada en distintas ciudades importantes del planeta. Ya no era necesario esperar alguna cumbre de los países más ricos del mundo para encararles sus desaciertos que van en contra de la población. Era la oportunidad para mostrar los desacuerdos en contra de la codicia y la usura además del consumismo que daña las economías de las personas en el mundo.

Islandia fue uno de los primeros países víctima de las políticas económicas equivocadas que enriquecen a los ricos de manera fácil y mucho más rápida a costa de la ilusión de los ciudadanos que quieren ahora todo lo que les podría costar mucho más adelante. Los créditos financieros se ofrecen para complacer la demanda de los consumidores, ansiosos de gozar todas las bondades del mercado en un solo día, hipotecando todo lo que tienen a la mano. Las bolsas de valores, incluso para ciudadanos preparados, sigue siendo un sistema que los manejan los más poderosos del planeta, subiendo y bajando los valores al antojo con la siempre coartada social, política o ambiental que influye pero que no es para tanto.

Los indignados ciudadanos del mundo ven que luego de la caída de importantes bancos los gobiernos fueron a rescatarlos con el dinero de los contribuyentes. Es como si el estado pagara la ineficacia, por no decir los robos, de los banqueros y financistas que hicieron humo grandes cantidades de dinero. La indignación aumenta cuando utilizaron a renombrados economistas y profesores, aún directores de universidades prestigiosas de los Estados Unidos, días antes de que la burbuja explotara, quienes decían que no pasa nada, que el sistema está controlado, que el estado vigila esos manejos cuidadosamente. La indignación crece más cuando se descubre que esos gurús de la economía mundial recibían millonarios cheques por alguna conferencia, artículo periodístico  o declaración a favor de ese turbio sistema financiero o cualquier otro asunto económico. Se sabe además que quienes provocaron toda la crisis mundial están libres, recuperaron sus miles de millones de dólares destinados ahora a otras actividades económicas mientras muchos perdieron sus casas y sus trabajos. Hay entonces razón para indignarse.

Manuel A. Gago                                        

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