Además, ha relegado temas urgentes como la reforma política y electoral, poniendo a prueba la institucionalidad de nuestro Estado y la capacidad ciudadana de participar en la indignación anticorrupción.
Su presencia nos reta a revalidar el aprendizaje de la nefasta experiencia de los 90’ y sirve de oportunidad para la profilaxis.
Nos queda entonces, confiar en lo que harán la Fiscalía, Poder Judicial, Procuraduría, Contraloría y el Congreso. Tienen obligación de no defraudar. Mientras tanto, el Congreso tiene urgencias en pro del fortalecimiento y calidad de nuestra democracia.
El Grupo de Trabajo de la Comisión de Constitución debe proponer ya, las reformas políticas y electorales que necesitamos, pues sin representación política idónea, derrotar la corrupción es utopía. Por evidencias en “Lava Jato” y en últimos destapes de corrupción en el Perú, el financiamiento de partidos y candidaturas es el origen de las corruptelas perpetradas por la política negocio. Un certero golpe a esto, demanda una legislación que transparente el origen de los dineros, elimine el clientelaje electorero por dádivas, viabilice el acceso a los medios de comunicación, fortalezca los procesos de democracia interna e indique la responsabilidad de los partidos en la selección de candidaturas éticas, con la participación vinculante del sistema electoral.
Considerar que se encuentra vigente la Ley 27600 publicada el 15/12/2001. Establece el proceso de reforma constitucional. Puede viabilizar las reformas. A poco más de un año de las elecciones regionales-municipales, urge -lejos de derogarla-perfeccionar la norma que prohíbe la reelección inmediata de gobernadores y alcaldes en lo concerniente al uso de recursos públicos, cuya corrupta utilización motivó la eliminación de la reelección inmediata.
Sin embargo, continúan con el carnaval de adendas, adicionales, arbitrajes, deductivos, etc. y financiando sus candidaturas continuistas. “Lava Jato” a menor escala.
Esto y el restablecimiento de la Vigencia de la Ley de Transparencia de hace 13 años, serían mensajes saludables del Congreso controlado por el fujimorismo.
Atentamente, Pedro Morales Mansilla.
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