jueves, 7 de julio de 2011

Dirandro a la caza de laboratorios de la droga en triple frontera



Personal especializado en lucha en selva de la Dirección Antidrogas (DIRANDRO) de la Policía Nacional del Perú (PNP) lanzó un gigantesco operativo en la zona de la triple frontera entre nuestro país, Colombia y Brasil, para ubicar y destruir cinco gigantescos laboratorios para la elaboración de cocaína que abastecen a Europa y los Estados Unidos.
Las acciones que estuvieron enmarcadas en el más absoluto sigilo empezaron al amanecer de este lunes 3 de julio y se prolongarán a lo largo de dos semanas. Más de trescientos efectivos del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) de la DIRANDRO se desplegaron en esa zona de la región Loreto.
En la operación, que dirige el jefe de la Dirandro, general PNP Carlos Morán Soto, participan cuatro helicópteros UH-1H ‘Huey II’ y un Mi-17 ‘Hip’, así como tres lanchas rápidas y equipamiento para operaciones nocturnas.
Los laboratorios de la droga, que contarían con todas las facilidades del caso para producir la sustancia ilegal, fueron detectados mediante un seguimiento por satélite, así que su ubicación está prácticamente confirmada.
La intervención en los lugares está prevista para las próximas horas, y se ha coordinado con las autoridades policiales de Brasil para que colaboren en la captura de aquellos narcotraficantes que intenten escapar cruzando la frontera.

Nueva zona cocalera
Cabe resaltar que en dicha zona de frontera la ley la presencia de la ley es realmente inexistente, por lo que en los últimos años se ha dado un crecimiento explosivo del cultivo de hoja de coca para el narcotráfico.
También se han multiplicado y crecido las bandas dedicadas a la producción y tráfico ilícito de drogas, que siguen operando tranquilamente con las mafias colombianas y brasileñas, y ante la indiferencia de las principales autoridades.
Precisamente, estos dos aspectos se han constituido en objetivos para la Policía Nacional: el cultivo ilegal de los cultivos de hoja de coca cuya extensión se ha incrementado notablemente, facilitando la elaboración de pasta básica y de clorhidrato de cocaína.

No por nada, el reciente informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) reporta que en el Bajo Amazonas se ha registrado un sorprendente aumento de la extensión de cultivos de hoja de coca entre 2009 y 2010: de 867 hectáreas a 1,040 hectáreas. Lo que implica un 20% de crecimiento.
“Esto demuestra una clara tendencia a mayores índices de expansión de áreas a pesar de que el ambiente natural no ofrece las condiciones más adecuadas en Bajo Amazonas (Caballococha)”, señala el informe de la UNODC: “La actividad cocalera en esta parte del territorio es reciente, pero desde sus inicios ha mostrado una evidente articulación con el narcotráfico, favorecida por su cercanía a las localidades de Leticia, Colombia, y Tabatinga, en el Brasil. En estas ciudades se comercializa la producción local de pasta básica y se abastecen de los insumos químicos necesarios para el procesamiento de la hoja de coca”.
Los cultivos de hoja de coca en Bajo Amazonas representan una producción potencial de hasta 2.2 toneladas de cocaína al año. A este monto debe añadirse la producción de zonas aledañas como Marañón y Putumayo, lo que da un total de 3,169 hectáreas de cultivos de hoja de coca, con una producción potencial de 6.7 toneladas de cocaína.
Zona de nadie
En segundo término, los esfuerzos policiales se orientan hacia el desmantelamiento de las organizaciones de narcotraficantes peruanos, brasileños y colombianos que controlan las localidades de Mario Rivera, Bajo Amazonas, Gamboa, Hawai y Ramón Castilla, ubicadas en la provincia loretana del mismo nombre.
Efectivamente, el drama que se vive en esta zona es terrible. La presencia de las mafias del narcotráfico ha originado una sangrienta guerra interna por el dominio de las áreas para la producción y el transporte de la droga. El número de cadáveres de miembros de las bandas rivales sigue multiplicándose.
Fuentes policiales reconocieron que hace 15 años no se hacía una operación de gran magnitud en Caballococha, mucho menos con el apoyo de la policía brasileña. Esta operación conjunta permitirá cerrar la ruta de fuga de los narcotraficantes por el río Amazonas o sus afluentes con destino a Tabatinga y otras ciudades selváticas del Brasil. (con información de La República).

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