Juan Incháustegui, reconocido ingeniero y educador peruano, en artículo publicado aplaude la creatividad incaica y su ingenio en el manejo de las aguas nombrando una serie de reservorios artificiales construidos en todo el imperio antiguo. Reservorios que servían para abastecer de agua a la población en épocas de sequía o en lugares donde su disponibilidad era insuficiente, como es el caso de la ciudadela de Machu Picchu.
Recientes publicaciones nos dicen que el agua y su disponibilidad en el mundo están en crisis. No hay reservorios naturales ni artificiales suficientes para acumular esas aguas útiles para el hombre, la naturaleza y la industria. El agua se desperdicia, acaba en los mares y está mal manejada y distribuida en el mundo. Estudios recientes dicen que el agua en el Perú es abundante pero mal aprovechada.
Hace unos treinta años equivocadamente creía que la ingeniería peruana era la práctica de la tecnología extranjera. Trabajaba en la mina de Toquepala y toda la técnica asentada en ese enclave venía de las fábricas y del ingenio norteamericano. Hoy podemos decir con orgullo que la industria nacional es abastecida por nuestra propia creación. Fábricas metal mecánicas se esfuerzan en proveer al industrial peruano de todos aquellos instrumentos y equipos necesarios para la explotación de nuestros recursos naturales y para darle valor añadido a las materias primas.
Este ingenio nacional ha hecho posible el proyecto Conga y la creación de reservorios artificiales de agua, tal como los incas lo hicieron en lugares donde este recurso era escaso e insuficiente. Igualmente, la ingeniería nacional desarrolló los nueve proyectos medioambientales PAMA que Doe Run debe poner en marcha cuando todos estén concluidos y cuando se reinicien las operaciones. Ingenieros de Centromin Perú diseñaron los proyectos antes de que el Centro Metalúrgico de la Oroya fuera vendido en 1997 y modificado con el aporte de nuevos profesionales para hacerlos más eficientes, de acuerdo a los estándares internacionales del día de hoy.
Sería una pena no demostrarle al mundo la habilidad de la ingeniería peruana si Conga no va y Doe Run no vuelve a operar. Es posible manejar las industrias en armonía con la naturaleza, sin destruir el ecosistema y sin dañar los reservorios naturales de agua en cabeceras de cuenca. También es posible desarrollar actividades extractivas evitando severos daños de contaminación, cuyos parámetros son controlados por el estado. Los peruanos podríamos sentirnos orgullosos por vivir en concordancia con la naturaleza y haciendo uso de ella para nuestro beneficio, tal como debe ser.
Manuel A. Gago
Recientes publicaciones nos dicen que el agua y su disponibilidad en el mundo están en crisis. No hay reservorios naturales ni artificiales suficientes para acumular esas aguas útiles para el hombre, la naturaleza y la industria. El agua se desperdicia, acaba en los mares y está mal manejada y distribuida en el mundo. Estudios recientes dicen que el agua en el Perú es abundante pero mal aprovechada.
Hace unos treinta años equivocadamente creía que la ingeniería peruana era la práctica de la tecnología extranjera. Trabajaba en la mina de Toquepala y toda la técnica asentada en ese enclave venía de las fábricas y del ingenio norteamericano. Hoy podemos decir con orgullo que la industria nacional es abastecida por nuestra propia creación. Fábricas metal mecánicas se esfuerzan en proveer al industrial peruano de todos aquellos instrumentos y equipos necesarios para la explotación de nuestros recursos naturales y para darle valor añadido a las materias primas.
Este ingenio nacional ha hecho posible el proyecto Conga y la creación de reservorios artificiales de agua, tal como los incas lo hicieron en lugares donde este recurso era escaso e insuficiente. Igualmente, la ingeniería nacional desarrolló los nueve proyectos medioambientales PAMA que Doe Run debe poner en marcha cuando todos estén concluidos y cuando se reinicien las operaciones. Ingenieros de Centromin Perú diseñaron los proyectos antes de que el Centro Metalúrgico de la Oroya fuera vendido en 1997 y modificado con el aporte de nuevos profesionales para hacerlos más eficientes, de acuerdo a los estándares internacionales del día de hoy.
Sería una pena no demostrarle al mundo la habilidad de la ingeniería peruana si Conga no va y Doe Run no vuelve a operar. Es posible manejar las industrias en armonía con la naturaleza, sin destruir el ecosistema y sin dañar los reservorios naturales de agua en cabeceras de cuenca. También es posible desarrollar actividades extractivas evitando severos daños de contaminación, cuyos parámetros son controlados por el estado. Los peruanos podríamos sentirnos orgullosos por vivir en concordancia con la naturaleza y haciendo uso de ella para nuestro beneficio, tal como debe ser.
Manuel A. Gago
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