sábado, 15 de septiembre de 2012

Habilidades sociales


La Expo Mina 2012 nos recuerda aquellas viejas prácticas de la gran minería privada que sobrevivió a la nacionalización masiva del dictador Velasco. La política de contrataciones que por entonces tenía Southern Perú se enmarcaba en un riguroso plan de becas para profesionales recién egresados de las universidades. Las calificaciones más importantes para la transnacional eran las que ahora les llaman habilidades sociales, es decir la capacidad de liderazgo, síntesis, comunicación, simpatía, entusiasmo y todo aquello que nos permite estar a gusto trabajando con determinadas personas. Esas calificaciones determinaban quién se quedaba a trabajar y quién no; porque habría que estar loco para elegir a vecinos conflictivos, mentirosos, apáticos, ladrones y ociosos. 

Para iniciar cualquier exploración minera los primeros en la fila son ahora los sociólogos, antropólogos y todos los  especialistas de lo que ahora se le llama el ablandamiento social; es decir, aquellos profesionales que tendrán que convencer a los pueblos sobre las ventajas de tener a un vecino importante que les traerá progreso y bienestar, con el que pueden tener buenas relaciones, convivir en armonía y el que puede hacer realidad los proyectos de la comunidad. A la vista están todos los conflictos desencadenados por los radicales, cuyos razonamientos equivocados y con una clara tendencia política, tienen más credibilidad en los pobladores que los argumentos de los profesionales mineros que tienen las razones técnicas y científicas, pero que a pocos les importa. No es posible que los dirigentes antimineros, con poca escuela y entrenamiento, tengan más habilidades sociales que los profesionales universitarios mejor preparados. 

El escenario menos entusiasta para los próximos años nos dice que habrá cancelación de proyectos, ligera caída del precio de los metales, crisis mundial que podría afectar a China e India y otros conflictos sociales. Aún así, la minería necesitará primordialmente operadores de maquinaria pesada e ingenieros de minas entre todas las especialidades que conviven en un campamento. Todos esos profesionales de alguna manera deberán tener algún entrenamiento previo a su contratación. Qué mejor si las universidades e institutos,  como Tecsup que ya tiene claro este tema con algunos programas, comienzan a preparar a sus estudiantes para ejercer también como buenos colegas y vecinos. No basta ser un geniecillo con calificaciones sobresalientes. Importa ahora el comportamiento, valentía, locuacidad, sinceridad, empatía, liderazgo y una serie de capacidades que se pueden construir con un poco de esfuerzo si se tiene la determinación clara de convivir con obreros y campesinos, en comunidades que se convertirán en la familia elegida y a la que hay que tratarla como tal.

                                                                                       Manuel A. Gago              

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