martes, 10 de diciembre de 2013

Campesino si abre la boca


Presentar un libro en el Perú es una locura si ocupamos el último lugar en comprensión de lectura. Un terremoto que a pocos afectó porque leer es una práctica desconocida. Y no se lee porque a los jóvenes no se les inculca con el ejemplo. Se les dice lee pero ellos no ven quién lo hace. Si ni siquiera un pequeño párrafo se puede comprender, menos será un libro de muchas páginas. Estamos terriblemente mal y se insiste torpemente en la solución vía aumento de sueldos y edificios lindos con carpetas nuevas. Si la política educativa está equivocada la solución cuantitativa no resultará. Polonia es un ejemplo. Los estudiantes ocupan edificios viejos, los maestros reciben los sueldos más bajos de Europa, el gasto público en educación es menor al promedio europeo. Así y todo, según las pruebas PISA, se ubica por encima de Alemania, Suecia y Gran Bretaña. Finlandia estuvo en los primeros lugares y ha caído al puesto 12 provocando una crisis nacional. La enseñanza gratuita incluye alimento y material educativo. El sistema no se basa en el rigor y la competencia sino en la creatividad y la colaboración. Los maestros tienen la autoridad y los colegios son autónomos. Los profesores altamente calificados y motivados tienen una consideración social muy alta y poseen cualidades de comunicación, compromiso social y empatía.

Un taxista español parece un académico cuando habla, mientras un peruano titulado parece un campesino si abre la boca. La buena conversación es también una práctica perdida porque la mayoría no tiene nada que decir, excepto de farándula y de crímenes. La pregunta es entonces ¿qué hacemos para mejorar la educación? El dinero no lo soluciona todo. Si sólo le aumentamos es sueldo a un policía mafioso y a un maestro haragán la solución, por no ser completa, podría ser peor.

Manuel A. Gago

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