jueves, 4 de septiembre de 2014

Cartel Brasileño quita a mexicanos el control de la droga en el Vraem


Ni los mejores agentes de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), con su red de informantes sofisticados en el mundo, los han podido ubicar. 
Tampoco los representantes de las organizaciones mexicanas de Sinaloa, Juárez y Tijuana, quienes, en su caso, lo buscan para matarlo por atreverse a disputarles el mercado de la cocaína en el Perú. 
Osmar de Souza Junior es brasileño, tiene 28 años y lidera la principal facción del Primer Grupo Catarinense (PGC), organización criminal brasileña que –según la Dirandro– administra el 60% de la droga que se produce en nuestro país y que sale con destino a Bolivia y Brasil.

A diferencia de los mexicanos que recurren a la vía marítima para retirar del país los cargamentos de alcaloide, el PGC ha establecido nuevas rutas que incluyen caminos de herradura, carreteras, ríos navegables y vuelos de avionetas ligeras para el mismo fin.

Osmar de Souza, conocido como 'El Pitao' o 'Cabelho', es considerado el principal financista de más de 100 pequeñas "firmas" de narcos que operan en la zona cocalera del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).

Uno de los principales 'socios' en el Vraem es el huamanguino Fortunato Lagos Lizarbe, quien administra la mayor cantidad de laboratorios de droga instalados en Ayacucho y Apurímac, así como en la selva de Junín.

Lagos Lizarbe es buscado desde el 2006 cuando el Cuarto Juzgado Supraprovincial de la Sala Penal Nacional ordenó su captura internacional. Existen indicios de su presencia en Bolivia, desde donde movería sus tentáculos para producir y acopiar la cocaína que el Primer Grupo Catarinense (PGC) extrae del Vraem.

De acuerdo a un informe confidencial de la Dirección Antidrogas, al que tuvo acceso el diario La República, anualmente se producen unas 350 toneladas de cocaína en el Vraem y el Alto Huallaga.

Los operativos de interdicción –señala el documento–han permitido incautar entre 20 mil y 29 mil kilos por año, durante el último quinquenio. El 2010 se alcanzó el pico más alto.

Estas cifras, sin embargo, son consideradas conservadoras por el sociólogo Jaime Antezana, experto en temas de narcotráfico.

Antezana afirma que la producción anual de cocaína en nuestro país supera las 500 toneladas y casi todo termina en el extranjero. La falta de capacidad de respuesta de las autoridades ante el avance del narcotráfico es evidente, añade. "Solo el 5% de la droga que se elabora en el Perú es confiscada por la policía", subraya el especialista.

Considerando las cifras que maneja Antezana, las casi 7 toneladas de droga descubiertas recientemente en Trujillo –que iban a ser 'exportadas' a Bélgica y España por miembros del cartel de Sinaloa– apenas representarían el 1.4 % de toda la producción anual.

En el informe de inteligencia de la Dirandro que evalúa la situación actual de los carteles de la droga, se da cuenta de que los grupos mexicanos han perdido fuerza.

Hasta el 2011 se estimaba que las organizaciones de Sinaloa, Juárez y Tijuana remesaban al extranjero por vía marítima el 80% de la cocaína producida en el Vraem y el Huallaga, desde los puertos del Callao (Lima), Chimbote (Áncash) y Paita (Piura).

LAS DOS RUTAS DEL PGC

Actualmente –consigna el reporte confidencial– solo 'exportarían' el 40%. El resto sería controlado por el cartel brasileño Primer Grupo Catarinense (PGC) liderado por Osmar de Souza.

Esta organización, según la Dirandro, ha trazado dos rutas claves para transportar la cocaína desde el Vraem directamente hasta Brasil.

La principal tiene como punto de partida la localidad de Cielo Punco, en el distrito de Ocobamba, provincia de la Convención, Cusco. Sigue por caminos de herradura hacia el centro poblado de Kepashiato, distrito de Echarate, también en la Convención, Cusco.

Estos dos puntos son enlazados a través de pequeños grupos de "cargachos" o "mochileros". Cada uno lleva en sus espaldas entre 15 y 30 kilos de droga.

Desde Kepashiato se prosigue por vía fluvial, a través del bajo Urubamba, hasta la confluencia de los ríos Ucayali y Tambo, para acceder a la localidad de Atalaya, en la región Ucayali.

En ese lugar, con el uso de avionetas ligeras que parten desde pistas habilitadas a orillas del río Ucayali, se envía la cocaína de alta pureza a Brasil.

Cuando los aeropuertos ilegales son inoperativos por la crecida de los ríos, el PGC amplía la ruta terrestre hasta la localidad de Contamana, capital de la provincia de Ucayali, región Lorero.

Se prosigue por el río Ucayali hasta la ciudad de Iquitos, y, luego, por el Bajo Amazonas se llega hasta la triple frontera que conforman las ciudades de Santa Rosa (Perú), Leticia (Colombia) y Tabatinga (Brasil).

CAMINO A BOLIVIA

El cartel brasileño utiliza el territorio boliviano como vía de paso a su país. La principal ruta se inicia en el poblado de Chungui, ubicado en la reserva ecológica comunal de Oreja de Perro, provincia de La Mar, Ayacucho.

Continúa hacia la localidad de Chapi, en el distrito de Oyolo, provincia ayacuchana de Páucar del Sara Sara. Los "mochileros" llegan a Ongoy, distrito de Chincheros, en la región Apurímac. Prosigue hasta Ocobamba y luego en vehículos motorizados se trasladan hasta Andahuaylas en Apurímac.

La ruta incluye, además, la ciudad del Cusco y la provincia de Juliaca (Puno) hasta la frontera con Bolivia. Como ruta alterna, según las fuentes de la Dirandro, se utiliza la que parte de Kepashiato hasta Quillabamba (Cusco) y pasa por las provincias puneñas de Juliaca, Moho y Collao, para acceder a Bolivia por el distrito de Ilave o Desaguadero, en la provincia puneña de Chucuito.

Se sabe que la organización brasileña comenzó a operar en el Perú desde el 2008, restableciendo el uso de avionetas ligeras. Ahora dispondría de 16 pistas clandestinas en el Vraem y otras 36 en Pichis Palcazu (Oxapampa), Padre Abad (Ucayali), Bajo Urubamba (Cusco) y Loreto.

SALIDA A LA COSTA

Los carteles mexicanos extraen la cocaína del Vraem por la ruta Huamanga, Cangallo, Víctor Fajardo, Huancasancos, Páucar Sara Sara y Puquio (Ayacucho). Siguen hasta Nazca, Ica y Pisco (en la región Ica).

Como vía alterna usan Huamanga a través de la vía Libertadores-Huari, que llega hasta San Clemente, en Pisco.

Desde este punto emplean embarcaciones pesqueras para transportar la cocaína a Lima. También lo hacen por tierra, en camiones, autos y buses, a través de la Panamericana Sur.

Osmar de Souza, líder del PGC, se fugó de cárceles de máxima seguridad en Brasil y Paraguay

Osmar de Souza Junior (a) 'El Pitao' o 'Cabelho', capo del cartel brasileño Primer Grupo Catarinense (PGC), es uno de los mafiosos más buscados en el mundo. En dos ocasiones ha sido detenido, pero invirtió parte de su fabulosa fortuna para escapar.

Según la Interpol, 'El Pitao' fue arrestado por primera vez en el 2009 por tráfico de estupefacientes. Lo recluyeron en la cárcel de Itají, en el Estado de Santa Catarina, Brasil, lugar donde permaneció no más de un mes. Sobornó a todos los guardias de la prisión para abandonar la prisión por la puerta principal.
Tres años después, el 17 de setiembre del 2012 la Policía antidrogas de Paraguay lo recapturó en ese país. Por tratarse de un sujeto de alta peligrosidad, se dispuso su confinamiento en la prisión de máxima seguridad de Concepción.

El pasado 3 de noviembre del 2013, cuando su deportación a Estados Unidos era casi un hecho, volvió a evadirse. En esa ocasión financió una de las más espectaculares fugas registradas en Paraguay.

Para el efecto impulsó un motín entre los reclusos comunes, quienes capturaron el presidio, tomaron en rehenes a varios agentes de seguridad y distrajeron la atención de las autoridades, situación que de Souza aprovechó para marcharse con ayuda de alguaciles corruptos.

Se evadió con su lugarteniente, Jair Goncalves de Olivera. También escaparon Orlando Benítez Portillo, Eladio Sebastián Sánchez y Rubén López Fernández, extremistas del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).

CLAVES

8.428 kilos de estupefacientes incautados a varios grupos criminales fueron destruidos ayer en la base de la Diroes.

La droga incinerada corresponde a lo internado en el almacén entre el 22 de mayo y el 10 de julio.

El viceministro de Orden Interno del Ministerio del Interior, Mauro Medina, encabezó el acto
Ernesto Guerrero Lauri

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