domingo, 22 de febrero de 2015

La enfermedad de Carrión, olvidada y letal en el Perú

Dra. Cynthia E. Márquez Serrano

La bartonelosis o enfermedad de Carrión es un mal ancestral. “Ya era conocida por los pueblos precolombinos, como se ha podido determinar en algunos huacos y monolitos de la época”, aseguran varios investigadores en un artículo publicado en la revista Medicina y Seguridad del Trabajo.

La sufrieron, asimismo, las tropas de Francisco Pizarro. Más tarde, entre finales del siglo XIX y principios del XX, también afectó a los trabajadores que construían el ferrocarril Lima-La Oroya.

De hecho, fallecieron más de 7 mil.

Hoy, la enfermedad de Carrión es endémica de los valles andinos de Perú, Ecuador y Colombia y afecta especialmente a las zonas rurales con menos recursos.

No obstante, “fenómenos como el cambio climático, el Niño y el aumento de la movilidad contribuyen a su expansión a áreas hasta la fecha exentas de la enfermedad”, señalan los especialistas del Instituto de Salud Global de Barcelona (España).

Esta patología está causada por la bacteria bartonella bacilliformis y se transmite mediante la picadura de un mosquito del género lutzomyia.

El principal vector es el Lutzomyia verrucarum y son las hembras quienes diseminan la bacteria al alimentarse de sangre humana.

Se cree que adquieren la bacteria cuando pican a alguien infectado y después la transmiten cuando pican a otra persona.

No obstante, según expresan los autores del artículo “Bartonelosis, ¿enfermedad ocupacional?”, la bacteria no es contagiosa entre humanos.

Por lo tanto, es necesaria la picadura del mosquito para que la bacteria causante de la enfermedad de Carrión pase de una persona a otra.

Esta enfermedad “tiene tres fases clásicas: la fase aguda febril de gran anemia, la fase de silencio asintomática y la fase crónica con lesiones verrucosas sangrantes”, explica Ciro Maguiña, vicerrector de investigación de la Universidad Peruana Cayetano Heredia y experto mundial en la enfermedad de Carrión.

Sin embargo, el doctor Maguiña detalla que en sus nuevos estudios ha encontrado hasta once fases.

La primera de las tres fases clásicas se caracteriza por “una gran palidez, fiebre, ojos amarillos, anemia severa y malestar general. Esta fase dura entre tres y cuatro semanas y, en esta etapa, la enfermedad se puede confundir con otras patologías como la fiebre tifoidea, la malaria, el dengue o la leptospirosis, entre otras”, señala el especialista.

Esta es la fase aguda de la enfermedad, que se conoce como fiebre de Oroya. Según indica el Instituto de Salud Global de Barcelona, si no se trata, esta fase de la enfermedad causa una letalidad de entre el 44% y el 88%, que es “mayor que la de la peste e igual que la del ébola”.

Del mismo modo, el doctor Maguiña subraya que la fase aguda complicada “mata al paciente”. En este sentido, expone que la letalidad en la fase aguda puede llegar al 90% cuando no es tratada.

En cambio, cuando el tratamiento es precoz y oportuno, la mortalidad disminuye hasta el 9%. Además, el experto señala que, en esta fase, las defensas bajan por lo que el paciente puede sufrir infecciones oportunistas.

El facultativo manifiesta también que, para tratar la fase aguda de la enfermedad de Carrión se usa un antibiótico, la ciprofloxacina, por vía oral o endovenosa.

También existen alternativas como la amoxicilina, el ceftriaxone o el cloranfenicol.

Los especialistas del Instituto de Salud Global de Barcelona precisan que en las personas que han estado expuestas a la enfermedad y se han convertido en semiinmunes, puede darse una segunda presentación: la fase crónica.

En esta fase, la bacteria provoca la denominada “verruga peruana”.

Asimismo, el doctor Maguiña destaca que en la fase crónica aparecen “lesiones verrucosas rojizas y de diferente tamaño en todas las partes del cuerpo”.

El médico aclara que la fase crónica no mata, pero produce dolores articulares que pueden durar semanas o meses.

MÁRTIR DE LA MEDICINA

Fue Daniel Alcides Carrión (Cerro de Pasco,1857- Lima, 1885) quien descubrió que ambas fases eran dos manifestaciones de la misma enfermedad.

En 1885 este estudiante de medicina se hizo inocular sangre de una verruga peruana y dejó constancia de todos sus síntomas en un diario.

Murió cuarenta días después y, desde entonces, se le ha considerado un mártir de la medicina. Por ello, la enfermedad que le costó la vida ha pasado a denominarse enfermedad de Carrión.

Según destacan los autores del informe “Daniel Alcides Carrión y su aporte al conocimiento clínico de la fiebre de la Oroya y verruga peruana”, Carrión escribió que, 20 minutos después de la inoculación “comenzaron a manifestarse algunos síntomas locales, tales como una comezón bastante notable, seguida después de dolores pasajeros que desaparecieron a las dos horas siguientes”.

Desde entonces, hizo su vida normal sin mostrar sintomatología hasta que, tres semanas más tarde, comenzaron los primeros síntomas de la enfermedad.

“He tenido un ligero malestar y dolor de la articulación tibio tarsiana izquierda, que me molestaba la marcha”, registraba por escrito.

Y dos días después, Carrión ya manifestaba todos los síntomas de la enfermedad: calambres fuertes, fiebre con escalofríos, decaimiento, postración, dolores generalizados, etc.

Hoy se sabe que, desde que se produce la picadura del insecto hasta que se manifiestan los primeros síntomas, transcurre cierto tiempo. En este sentido, los estudios del doctor Maguiña revelan que el periodo promedio de incubación de la enfermedad de Carrión es “de dos meses, con un rango que va de los diez días a los siete meses”.

Esta enfermedad, que afecta principalmente a las personas más vulnerables, sigue estando muy vigente.

Según indica el doctor Maguiña, en el año 2014 se detectaron alrededor de mil casos en las zonas endémicas.

Para poder erradicar la enfermedad, el experto considera que lo ideal sería contar con una vacuna, algo que no es factible todavía. "Por el momento, la prevención de la enfermedad pasa por el control de los mosquitos a través de la fumigación, el uso de repelentes, así como de pantalones y camisas de manga larga, además de no dormir en el campo a la intemperie”, concluye.


Enfermedad de Carrión - Dra. Cynthia E. Márquez Serrano

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