martes, 7 de abril de 2015

Entre Huancayo y Concepción. La nueva (re)expansión de las columnas armadas del clan Quispe Palomino.


Entre el 20 de marzo hasta el sábado 4 de abril pasados, en zonas de la provincia de Concepción y Huancayo, han ocurrido tres hechos que debe tomarse con preocupación. Por un lado, el viernes 20 de marzo, dos jóvenes o "pioneritos" que llegaron con una columna armada a la comunidad de Huancamayo, en Santo Domingo de Acobamba, Huancayo, asesinaron al ex presidente de la comunidad y al juez de paz de la zona. Miembros del clan Quispe los asesinaron.

Los militares, como siempre, llegaron días después. Este doble asesinado o, para ser más precisos, "ajuste de cuentas" por "soplones" a las FFAA, no tuvo mucha repercusión mediática a nivel nacional. Los cadáveres, que estaban a la intemperie y a la vista de los niños, fueron enterrados por la población cuando empezaron a entrar en estado de putrefacción. Y, ¿los responsables de la muerte de estas dos personas? Nadie sabe dónde están.

Ahí no quedo todo. Al día siguiente, el 22 de marzo, información que desconocíamos por tratarse de comunidades lejanas, otra o la misma columna armada se dirigió al centro poblado de Runatullo, perteneciente al distrito de Comas, provincia de Concepción, en busca del presidente de la comunidad. Se salvó: no estaba en su casa. La hipótesis es que lo buscaban para "asesinarlo". La columna se fue con rumbo desconocido. Es probable que regrese a buscarlo.

Las columnas del narco-clan Quispe Palomino continuaron en estas zonas e, incluso, más desafiantes. Efectivamente, el sábado 4 de mayo en curso, cuando se realizaba una audiencia de rendición de cuentas del anterior alcalde, convocado por el actual alcalde de Santo Domingo de Acobamba, en la parte alta del cerro del frente -según varias fuentes consultadas- estaban 40 hombres armados. Obviamente, no atacaron ni iban a atacar. Ellos no hacen ese tipo de acciones post "Feliciano", post senderismo.

Su presencia, sin embargo, era de conocimiento de miembros de la población que asistió a la audiencia. Mas aun, después de la audiencia, varios pobladores señalaron que dos o tres miembros de la columna que estaba en la parte alta del cerro estaban en la audiencia. Por su parte, los diez militares que están asignados a la ciudad de Santo Domingo de Acobamba, estaban en su puesto de vigilancia y bien armados.

¿A qué se debe la presencia de columnas armadas del clan Quispe Palomino, el asesinato de dos pobladores de Huancamayo, el conato de asesinato del presidente comunal de Runatullo y de una columna de 40 hombres en el cerro al frente de Santo Domingo de Acobamba? Se debe a que han vuelto a utilizar áreas de los distritos de Comas (Concepción) y Santo Domingo de Acobamba (Huancayo) para el tráfico de drogas.

Así es: según una fuente de la zona, se ha visto a "mochileros" con gente armada (ósea, con protección de las columnas del clan Quispe Palomino) en -por ejemplo- en comunidades que se encuentran atrás de Ingenio, conocido lugar donde venden truchas de la piscigranja a la sartén. Estos mismos, también, han sido vistos en comunidades de Sto. Domingo de Acobamba y Andamarca. En suma, han vuelto a traficar droga por estas zonas, que lo usaron entre los años 2006-2010.

Hay, pues, una (re)expansión de las columnas del clan Quispe Palomino por distritos de las provincias de Concepción y Huancayo, para transportar y enviar cargamentos de droga a Lima o, aunque parezca contradictorio, por Puerto Ocopa, Río Tambo, Satipo. No son "terroristas" ni "narcoterroristas" como afirman las FFAA. Los hechos demuestran que esas caracterizaciones ya no corresponden a la realidad. Es un clan de la droga. Una firma más del narcotráfico.

¿Y, entonces, porque asesinaron a una autoridad judicial, a un ex presidente comunal e intentaron asesinar a otro presidente comunal? Muy sencillo: al igual que cualquier organización del narcotráfico, estas asesinan a los que colaboran o informan a los militares o policías de sus movimientos. Al hacerlo, sin darse cuenta o no, están informando por donde está pasando la droga. El paso de las columnas es igual al paso de la droga.

Por eso, a diferencia de los 80 y 90, que los senderistas asesinaban a los dirigentes comunales para construir los "comités populares" o el “nuevo poder”, ahora los miembros del clan Quispe Palomino asesinan o -lo que es lo mismo- desaparecen a quienes colaboran con información a los militares o policías. Es una acción de “limpieza” de “soplones”. De esa manera, el asesinato de un dirigente o autoridad comunal no es terrorismo sino un "ajuste de cuentas" del narcotráfico.
Jaime Antezana

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