El Perú fue sentenciado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos por la tortura que sufrió en el año 2001 Valdemir Quispialaya Vilcapoma, un exsoldado del Servicio Militar Voluntario del cuartel 9 de diciembre,Huancayo.
El 26 de enero de ese año, Quispialaya fue golpeado en el ojo derecho con la culata de su fusil por el instructor Juan Hilaquita Quispe debido a que falló en sus prácticas de tiro.
Esta agresión le ocasionó al demandante la pérdida de la visión en dicho ojo.
El hecho fue indebidamente juzgado y absuelto en la jurisdicción militar.
Según la sentencia de la Corte de San José, el maltrato sufrido por el entonces recluta viola los artículos 5.1 y 5.2 de la Convención Americana de Derechos Humanos, que prohíben los actos de tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes.
La agresión se trató de un “ejercicio abusivo de la autoridad militar que no encuentra justificación como una medida educativa o disciplinaria”, explicó la Corte en su fallo. También consideró a la madre de Valdemir, Victoria Vilcapoma, como víctima, debido a las amenazas y actos de intimidación sufridos después de denunciar los hechos.
Por ello, la Corte ordenó al Estado que continúe con la investigación penal para sancionar al responsable de la tortura; brindar tratamiento médico y psicológico gratuito para la rehabilitación de Valdemir; que adopte las medidas necesarias para que hechos similares no se repitan, entre ellas la remisión inmediata de denuncias por afectaciones a la integridad personal de los reclutas a los órganos de la jurisdicción ordinaria, y; la puesta en funcionamiento del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura –aprobado por el Congreso de la República– asegurando los recursos logísticos y científicos necesarios para el cumplimiento de sus funciones. Estas medidas serán supervisadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Dania Coz, abogada de la Comisión de Derechos Humanos (COMISEDH), institución que desde hace 14 años asume la defensa de Valdemir Quispialaya, saludó la decisión de la Corte IDH que finalmente hizo justicia para el joven luego de tantos años.
“Después de mucho tiempo de sentirse abandonado por el Ejército Peruano y por los órganos de justicia, Valdemir se siente conmovido por esta decisión”, indicó después de haber conversado con él.
También destacó la importancia de este fallo porque es la primera sentencia de la Corte Interamericana en abordar la temática de los derechos humanos del personal que presta Servicio Militar y los límites que estos imponen a la disciplina y educación castrense.
Según la sentencia de la Corte de San José, el maltrato sufrido por el entonces recluta viola los artículos 5.1 y 5.2 de la Convención Americana de Derechos Humanos, que prohíben los actos de tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes.
La agresión se trató de un “ejercicio abusivo de la autoridad militar que no encuentra justificación como una medida educativa o disciplinaria”, explicó la Corte en su fallo. También consideró a la madre de Valdemir, Victoria Vilcapoma, como víctima, debido a las amenazas y actos de intimidación sufridos después de denunciar los hechos.
Por ello, la Corte ordenó al Estado que continúe con la investigación penal para sancionar al responsable de la tortura; brindar tratamiento médico y psicológico gratuito para la rehabilitación de Valdemir; que adopte las medidas necesarias para que hechos similares no se repitan, entre ellas la remisión inmediata de denuncias por afectaciones a la integridad personal de los reclutas a los órganos de la jurisdicción ordinaria, y; la puesta en funcionamiento del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura –aprobado por el Congreso de la República– asegurando los recursos logísticos y científicos necesarios para el cumplimiento de sus funciones. Estas medidas serán supervisadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Dania Coz, abogada de la Comisión de Derechos Humanos (COMISEDH), institución que desde hace 14 años asume la defensa de Valdemir Quispialaya, saludó la decisión de la Corte IDH que finalmente hizo justicia para el joven luego de tantos años.
“Después de mucho tiempo de sentirse abandonado por el Ejército Peruano y por los órganos de justicia, Valdemir se siente conmovido por esta decisión”, indicó después de haber conversado con él.
También destacó la importancia de este fallo porque es la primera sentencia de la Corte Interamericana en abordar la temática de los derechos humanos del personal que presta Servicio Militar y los límites que estos imponen a la disciplina y educación castrense.
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