Las redes sociales han desbordado todas las expectativas del mundo digital y son muchos los ámbitos de su incidencia en la vida política, social, económica y cultural de la sociedad. En el caso de las noticias, también es cierto que debido a su inmediatez, velocidad y cantidad de información propalada en tiempo real, con frecuencia encontramos que mucha gente opina sin haberse informado debidamente del tema.
Si bien internet tiene la ventaja de proporcionarnos en tiempo real abundante información que antes no la teníamos a nuestro alcance, muchos no terminamos de leer una noticia y nos basta solo con el titular y la sumilla para darnos por informados. O lo que es peor: comentamos sobre la base de la opinión de otros usuarios, sin haber constatado la información, con los consecuentes perjuicios que ello implica.
Si a ello sumamos el hecho de que no siempre todas las informaciones que se difunden en redes sociales pueden tomarse como verídicas, es importante saber sobre qué base emitimos una opinión.
Hace dos meses, en Noruega, una empresa de medios públicos decidió implementar una estrategia poco común para promover la opinión responsable: si el lector quiere comentar su noticia, tiene que demostrar primero, mediante un cuestionario sencillo, que ha leído aquello de lo que desea opinar.
La empresa cayó en la cuenta de que varios medios abandonaron su sección de comentarios debido a que muchas de las opiniones registradas no tenían ningún aporte constructivo.
Si bien es poco probable que en nuestro país se aplique este tipo de iniciativas, el tema plantea la necesidad de promover un uso más responsable de las redes sociales, donde las opiniones sobre diversos temas de interés público tengan como sustento estar mejor informados, fomentar el debate y el juicio crítico, con propuestas.
Un tema que debe formar parte de la educación desde la infancia para alentar una opinión pública responsable y constructiva.
Pilar Marin Bravo
Periodista
No hay comentarios.:
Publicar un comentario