El jefe del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), Luis Palomino, sostuvo que las municipalidades deben modificar sus normas con el fin de responsabilizar penalmente a quienes pongan en peligro su vida y la de su familia por continuar viviendo en las laderas de los ríos y no querer ser reubicados.
“Si bien las municipalidades cumplen una labor más persuasiva, sus intenciones se frustran cuando la población se niega a ser reubicada en zonas alejadas de su entorno. En ese sentido, es drástico en proponer que se modifiquen las normas a fin de responsabilizar penalmente a quienes ponen en peligro su vida y la de su familia”, manifestó Palomino.
Agregó que "todavía hay gente que cree que puede burlar los huaicos e inundaciones y se resiste a evitar los riesgos viviendo en zonas altamente vulnerables como las laderas de los ríos".
Asimismo, dijo que las acciones de prevención en el país se orientan a tres momentos: antes, durante y después que se registra un fenómeno natural, llámese lluvias, inundaciones, sismos, tsunamis, aluviones (huaicos), tormentas eléctricas, nevadas o granizadas.
"Las campañas de sensibilización son cada vez más frecuentes y fortalecidas; las apreciamos cercanamente con los simulacros de sismo, en los que la población tiene que poner en práctica lo que debe hacer en caso de una ocurrencia trágica", expresa.
Palomina sostuvo que ha costado mucho esfuerzo lograr que gran parte de la población entienda que la mejor herramienta para evitar las desgracias por desastres naturales es la prevención, y esta "es tarea de todos".
“Las familias peruanas están tomando conciencia de que deben contar con un plan de contingencia asignando responsabilidades a cada uno de sus miembros: quién lleva la mochila de emergencia, quién saca de la casa a la abuelita, quién cierra el gas de la cocina, o cómo utilizar las zonas de protección o evacuación, etcétera”, señaló.
De otro lado, Palomino reveló que los gobiernos locales y regionales cumplen un papel muy importante en el sistema de defensa civil. Sus máximas autoridades tienen la responsabilidad de contar con un plan de contingencia y de coordinar esfuerzos dentro y fuera de su jurisdicción pensando en una potencial emergencia de gran magnitud.
Gracias a las lecciones aprendidas y la transferencia de recursos de parte del Indeci, la ayuda humanitaria se canaliza de abajo hacia arriba y no al revés. Esa visión ha permitido beneficiar prontamente a un mayor número de damnificados y afectados.
"Ahora las autoridades locales o regionales no tienen que esperar que el Gobierno Central declare el estado de emergencia en sus localidades para recién actuar. Ellos tienen facultades para declarar la situación de emergencia y utilizar recursos sin limitaciones", precisa.
Cuando las intensas lluvias de la Sierra tienen graves consecuencias, las municipalidades pueden hacer uso de los almacenes transferidos por Indeci, ubicados en su localidad o cerca de su jurisdicción.
Indeci conserva dos grandes almacenes en Lima y diez en varias ciudades del interior del país, entre ellos en Juliaca, Tacna, Arequipa, Huancayo, Tarapoto, Piura y La Libertad.
Ante una emergencia también actúan paralelamente varias direcciones transferidas: Educación, Agricultura, Transportes y Salud. Igualmente, coordinan con el Programa Nacional de Asistencia Alimentaria (Pronaa) y el Proyecto Especial del Ministerio de Transportes y Comunicaciones Provías.
El jefe del Indeci también dijo que la prevención es una labor permanente y creciente en el país. Desde agosto pasado, las instituciones competentes se han preparado para responder a un potencial aumento del caudal de los ríos, inundaciones por desbordes, huaicos y heladas.
Agrorural, por ejemplo, ha logrado construir en más de tres años aproximadamente 20 mil cobertizos, aunque se necesitan 80 mil. Salud, por su parte, refuerza las atenciones con equipos médicos móviles para proteger de las enfermedades respiratorias, principalmente, a los niños.
Las torrenciales lluvias en la Sierra llegaron con bastante atraso. Normalmente, el fenómeno ocurre en la quincena de diciembre, pero recién apareció con fuerza en la quincena de febrero en el sur del país, y afectó con mayores consecuencias a Puno y parte del Cusco.
"El cambio climático y las variadas condiciones atmosféricas han influido como un fenómeno anómalo que este año se estima se prolongará", comenta. Está afectando seriamente en Cusco, Puno, Huancavelica, Ayacucho, Ucayali, parte de Junín y de San Martín.
andina.com.pe
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