Por Chou D. Gaspar Marca. Email: chougaspar@gmail.com
Se ha escuchado al Ministro de Defensa, Daniel Mora, esta afirmación: “La democracia cuesta”. Con esto, pretende justificar la iniciativa dispendiosa del Presidente del Congreso, Daniel Fernando Abugattás Majluf; pero, ¿en qué consiste esta iniciativa dispendiosa? Aparentemente en movilizar al pleno del Congreso (130 congresistas), asesores y otros servidores de este poder del Estado para sesionar en el departamento de Ica. Muy bien por Ica, personalmente aplaudo este acto “democrático”. Sin embargo, me preocupa que el costo de tan democrática acción le cueste a todos los peruanos la modesta y democrática suma de S/. 300,000.00, punto número uno.
Segundo, explican que al estar el Congreso muy desprestigiado es necesario que éste se acerque a la población, nuevamente muy bien, pero ¿será ésta la mejor forma de acercarse a la población y de recobrar su prestigio? Me queda la duda.
Tercero, la demagogia también cuesta, y le cuesta más a la democracia. ¿Acaso no son las promesas incumplidas, anuncios que encandilan, “poses” políticas que no se sostienen en el tiempo los que generan enormes expectativas en la población que, a la larga, conllevan al desprestigio del sistema democrático? Pues sí. Entonces, cuidemos que este tipo de acciones no se conviertan en espacios de reclamos masivos que al no ser atendidos generen mayor descredito al primer poder del Estado y termine costándole a nuestra, todavía, endeble democracia. Al extremo, que el pueblo termine considerando a los regímenes dictatoriales como los más adecuados para su desarrollo.
Cuarto, también se ha expresado que, con esta medida el Congreso es más descentralista. ¿Acaso la descentralización pasa porque el pleno del Congreso sesione en provincia? Pues no. Será un Congreso realmente descentralista cuando empiece a legislar a favor de la descentralización, por ejemplo, que legisle para darle más competencias y presupuesto a los Gobiernos Regionales y Gobiernos Locales, en el entendido ineluctable, que son estos niveles de gobierno los que están al
frente de los problemas más urgentes e inmediatos de la población. No hay descentralización real si no se toman decisiones claras para desprenderse del poder y de recursos económicos en favor de los gobiernos subnacionales, lo otro, es pura demagogia. Finalmente, la población está hastiada de “poses políticas”, demanda de un Congreso que legisle para todo el país, entendiendo su diversidad cultural; demanda que deje las particularidades para que actúen los gobiernos subnacionales; demanda que el Congreso genere políticas públicas de alcance nacional y deje que los gobiernos subnacionales se ocupen de las políticas públicas regionales y locales; de otro modo, con estas sesiones en provincia, veremos al Congreso como la mesa de partes de los Gobiernos Locales, de Los Gobiernos Regionales y del Poder Ejecutivo. Cuidado, la democracia cuesta, la demagogia cuesta más porque lacera los cimientos democráticos.
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