Se equivocan quienes creen que las muertes recientes de los principales cabecillas de Sendero Luminoso es una victoria que hay que celebrar. El marxismo-leninismo-maoísmo-pensamiento Gonzalo es una ideología que está por encima de cualquier derrota militar de sus huestes. Eso de muerto el perro muerto la rabia no funciona en una ideología. Tampoco que las condiciones de hambre, pobreza y explotación son necesarias para crear un clima subversivo y para captar más adeptos. Influyen pero no son determinantes para la sobrevivencia de una ideología que se sustenta en la violencia y en el aniquilamiento con sangre de sus adversarios.
Sendero Luminoso ha sobrevivido a la captura de sus principales mandos desde setiembre de 1992, cuando cayó Abimael Guzmán, la cuarta espada del marxismo según ellos. Su alianza con el narcotráfico los convierte en un peligroso enemigo. Su aniquilamiento no depende de las acciones militares victoriosas. Depende de las políticas correctas de inclusión y desarrollo social. Se equivoca Ollanta Humala incrementando el gasto social. No es el camino correcto. Estas prácticas generan corrupción de todos los involucrados, incluso de los beneficiarios que reciben una dádiva que tal vez no les corresponde. El estado sí debe de hacerse cargo de quienes tienen menos probabilidades de defenderse por si mismos en una sociedad tan brutal controlada por el mercado. Es una equivocación mantener un estado protector en exceso que promueve una sociedad de pedigüeños estirando la mano por un regalo que no les cuesta ningún esfuerzo. En lugar de retacear tanto dinero en supuestas obras sociales, el gobierno debería empeñarse en desarrollar infraestructura productiva que permita a los pobres salir de esa condición valiéndose por si solos. Sendero Luminoso seguirá teniendo espacios y oportunidades si no se crean las condiciones sociales que cambien las mentes de las personas, no las que promuevan un bienestar material que puede oxidarse y corroerse. Una ideología adquirida es un estigma de por vida.
Sin ánimo de aguar algunos entusiasmos desmedidos; qué gran coincidencia, un día antes del abatimiento de los cabecillas terroristas se denunció un claro acto de corrupción en el que estaría involucrado Antauro Humala, hermano del presidente, presionando a la alcaldesa de Tocache para la ejecución de algunas obras públicas. Se dice además que los cuerpos encontrados totalmente calcinados de los terroristas serían consecuencia no de un enfrentamiento sino más bien de una trampa, de un atentado que nos guste o no debería ser investigado.
Manuel A. Gago
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