martes, 29 de octubre de 2013

Burradas

foto Juan Guevara
Ya todos entendemos que el país sigue en pie por la persistencia de su clase empresarial, grande o pequeña, de seguir adelante sorteando la indiferencia y hasta el entorpecimiento del estado en sus ímpetus de emprendedores. Decir que las políticas de inclusión social es la niña de los ojos del presidente Humala está bien, pero decir que la política económica no es de su interés mayor está mal. Es la escusa de un padre irresponsable carente de recursos, imaginación y habilidades suficientes para darle a su familia ese bienestar sostenido que es de su responsabilidad y no una ilusión pasajera. Malgastar la herencia y romper el chanchito de los hijos logrará la ruina de la familia tarde o temprano.

Con más de dos años en el sillón presidencial, Ollanta Humala comete graves errores y persiste en inconsistencias y contradicciones. En Expomin pareció un estadista del primer mundo con un discurso que alentaba las inversiones extractivas. A los pocos días decía que Conga no es un asunto del estado. Se fue a París menospreciando las facultades del Congreso. Y la mayor burrada: usar un hotel cinco estrellas (exclusivo para las élites de la sociedad y los huachafos) como el centro de la semana de la inclusión social. Un lugar que ni en sueños se imaginan los pobladores a los que Humala dice incluirá en sus programas asistencialistas. Asistencialismo es la tarea fácil, la demagogia barata y torpe que construye sociedades pedigüeñas acostumbradas al menor esfuerzo, estirando la mano por migajas. Se confunde el rol de estado que sí debería proteger a niños, ancianos, discapacitados y a todo aquel que por alguna razón no pueda valerse por si mismo. Eso de regalar cien soles, becar a los más jóvenes a Cuba donde sabemos que no aprenderán nada y repartir pan con paté y atún podrido es malgastar el dinero. La niña de los ojos debe ser la infraestructura productiva que les permitirá a los más pobres incluirse dentro del crecimiento que es orgullo de unos cuantos. Persistir en un estado paternalista no es el camino correcto. Construir el gaseoducto del sur, la longitudinal de la sierra, el trasandino del centro e impulsar Conga y Tía María es lo más sensato. De allí saldrán los presupuestos para asistir a las poblaciones más vulnerables de nuestra sociedad.

Decir que fue un penoso error el ataque militar al poblado Nueva Esperanza en Junín y el cruel asesinato del jefe del penal de Trujillo es una muestra más de lo mal que estamos. Los cárteles asesinos están por todas partes y el estado ni se inmuta. La niña de sus ojos no tiene vista para resolver un problema que, además de la zozobra con que vivimos todos, encarece de sobremanera todas las actividades económicas por los gastos de seguridad que éste ocasiona. Y muy seguro que en su desesperación e inconsciencia los más pobres son arrastrados a la delincuencia más extrema que la niña de los ojos del estado quiere resolver solo con atún podrido y cien soles por cabeza.

                                                   Manuel A. Gago

con el perdón de los burritos  honestos
 

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