Mijail Troyansky Embajador de Rusia en el Perú.
Hoy, 12 de abril de 2011, toda la humanidad celebra el 50° Aniversario del primer vuelo del hombre al espacio. Es imposible sobreestimar el significado de este suceso histórico de escala global para los destinos del mundo. Antes de hablar de la importancia de este hecho, quisiera detenerme un poco en los detalles de la biografía del legendario cosmonauta ruso, el primer conquistador del espacio ultraterrestre.
Nacido el 9 de marzo de 1934, Yuri Gagarin fue el tercero de cuatro hermanos, cuyo padre era carpintero, y fue su hermana mayor la encargada de cuidarle mientras sus progenitores trabajaban.
A Yuri Gagarin le describían como un chico inteligente y trabajador. Uno de los hechos que más influyó en el joven en su decisión de optar por ser aviador, fue que su profesor de matemáticas luchó como piloto del Ejército Rojo contra los nazis durante la Gran Guerra Patria.
Yuri Gagarin fue obrero metalúrgico hasta 1954, año en que ingresó al aeroclub de la ciudad de Sarátov. Aprendió a pilotar un avión ligero, una afición que cada vez se hizo más intensa. En 1955, tras finalizar sus estudios técnicos, entró en la Escuela Militar de Pilotos de Orenburgo y en 1959 se presenta como candidato al primer vuelo espacial.
En 1960, después de un proceso de selección, el programa espacial soviético lo eligió entre otros 20 cosmonautas. Fue sometido a una serie de experimentos y pruebas para determinar su resistencia física y psicológica durante el vuelo.
El 12 de abril de 1961, Gagarin se convirtió en el primer ser humano que viajó al espacio en la nave Vostok 1. Su nombre clave durante el vuelo fue "cedro". A las 10:20 horas de aquel día, Gagarin aterrizó en paracaídas cerca de la ciudad de Engels. Una mujer –esposa de un gurdabosques–, fue la primera persona en ver la abotargada silueta del cosmonauta recubierta por un mono naranja. "¿Vienes del espacio exterior?", preguntó la anciana. "Ciertamente, sí", dijo Gagarin quien, para calmar a la campesina, se apresuró a añadir: "Pero no se preocupe, soy soviético".
Yuri Gagarin falleció el 27 de marzo de 1968 cuando el avión de caza MiG-15, que pilotaba durante un vuelo rutinario, se estrelló cerca de Moscú.
Después del primer vuelo espacial el trabajo de exploración del espacio ultraterrestre no menguó, al contrario, aumentó. Hasta el momento los científicos rusos no cesan de estudiar y profundizar los conocimientos en cuanto a los vuelos cósmicos y tecnologías aeroespaciales. No abandonamos las serias investigaciones y compartimos experiencias con los cosmonautas de otros países, brillante ejemplo de lo que es la cooperación estrecha entre los astronautas de varios países, en la Estación Espacial Internacional (EEI).
Quisiera presentarles a los estimados lectores varios hechos interesantes de cómo estamos avanzando en esta esfera. Por ejemplo, según algunas fuentes, las empresas aeroespaciales de EE UU van a utilizar en sus cohetes un motor de fabricación rusa, NK-33, que el diseñador Nikolai Kuznetsov desarrolló hace 40 años para el programa a la luna de la Unión Soviética. Según las previsiones, EE UU podría necesitar 71 motores NK-33 en el período 2016-2020. Hay unos 40 disponibles en almacén, por lo cual habría que reanudar su producción en Rusia.
Expertos del sector consideran prematuro debatir tal posibilidad hasta que haya un pedido fijo, pero reconocen que el potencial de la industria espacial soviética, según demuestra el caso del NK-33, ha sido tan espectacular que sigue teniendo demanda cuatro décadas después.
Hace poco fue firmado un nuevo contrato de 335 millones de dólares con la Agencia Federal Espacial de Rusia (Roskosmos) para llevar hasta la Estación Espacial Internacional (EEI) a seis astronautas estadounidenses a bordo de naves Soyuz en 2013 y 2014.Según este nuevo acuerdo, los seis astronautas de la NASA despegarán a bordo de las cuatro Soyuz en 2013 y regresarán a la Tierra en otras cuatro naves (pueden ser las mismas), dos en 2013 y otras dos en 2014, de tal forma que el número de astronautas de Estados Unidos en la EEI sea el mismo que en la actualidad. En el 2010 la NASA renunció a poner transbordadores en órbita, de manera que las Soyuz se convertirán en las únicas naves capaces de transportar astronautas hasta la EEI. En mi punto de vista, este es un perfecto ejemplo de cómo dos potencias mundiales, a pesar de ciertas discrepancias naturales, de todos modos tienden a unir sus esfuerzos en pro del progreso de todos lo seres humanos del planeta.
Asimismo quisiera destacar que en 2009 y 2010 se efectuaron en el Perú dos sesiones de comunicación con los cosmonautas de EEI (desde el Instituto Nacional de Ingeniería), lo cual, según mi opinión, debe continuarse indudablemente en el futuro.
En la actualidad, por los colegas peruanos se están acordando los siguientes documentos bilaterales con la agencia Roskosmos: Acuerdo entre el gobierno de la Federación de Rusia y el gobierno de la República del Perú sobre cooperación en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre para fines pacíficos y Acuerdo intergubernamental sobre la cooperación en la esfera del empleo y desarrollo del sistema global de navegación satelital Glonass. En caso de éxito, nuestros amigos peruanos podrán dar un paso significativo en la exploración de las tecnologías aeroespaciales con la ayuda de Rusia. Y, luego, quién sabe, tal vez no se espere mucho, el vuelo de un peruano al espacio para trabajar en la EEI.
Resumiendo, quisiera recalcar que la hazaña de Yuri Gagarin ocasionó una influencia enorme en los destinos del desarrollo de nuestro planeta, ayudando a avanzar no solo en el ámbito aeroespacial, sino en nuestras vidas cotidianas, pues todos conocen que muchas cosas, que inicialmente se elaboran para los objetivos científicos, con el tiempo llegan a servir para la gente en sus quehaceres diarios. Fue un gran paso en el avance tecnológico de la humanidad, que siempre estará marcado en la historia.
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