Nuevamente el arzobispo de Huancayo sale a la luz pública en Roma, Italia, para reclamar contra el sistema económico imperante, caracterizado por el abuso a los más débiles; solicitando nuevo modelo económico basado en la doctrina social de la Iglesia.
Anteriormente ya lo había hecho en nuestra localidad. En esta ocasión, aprovechó la tribuna internacional que le brinda la ciudad de Roma, en Italia, donde se encuentra la Santa Sede, para nuevamente, cuestionar de manera directa el modelo económico que su sostenimiento, se basa en la explotación de los grandes sectores populares: Monseñor Pedro Barreto Jimeno volvió a poner el dedo en la llaga.
El Boletín de la Organización Católica Latino Americana de Comunicaciones, dio cuenta de sus declaraciones, las mismas que fueron tomadas del diario vaticano L’Osservatore Romano, publicado en su edición del viernes último.
En esta publicación, Monseñor Pedro Barreto Jimeno, presidente del departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), denunció el sistema económico dominante como el responsable de condenar a la pobreza a un gran número de personas, resumiéndolo como un despiadado plan de intereses que castiga a amplios sectores de las poblaciones de América Latina, acentuando las desigualdades sociales y la pobreza.
Es un hecho inadmisible, señala Pedro Barreto Jimeno, que un continente con grandes recursos naturales, existan lugares que carecen de servicios básicos indispensables como agua y la electricidad, especialmente en las periferias de las grandes ciudades, indicó el prelado.
De acuerdo al diario vaticano, refiriéndose al Perú, el mencionado arzobispo resaltó la paradoja que significa un país que, a pesar de la crisis internacional generalizada, el año que inicia deja entrever una leve mejoría económica y financiera; sin embargo, dice, a pesar de este crecimiento económico, una gran parte de la población aún lucha por sobrevivir.
Monseñor Barreto cuestionó duramente la visión y práctica de la economía aún arraigada profundamente, que se caracteriza por intereses personales y corporativos; lo que contradice la búsqueda del bien común, indicó.
Según declara al mencionado diario, el arzobispo de Huancayo, y también presidente de la Comisión Episcopal de Acción Social (CEAS), para vencer, o al menos mitigar las desigualdades sociales y la pobreza generalizada en el Perú y América Latina, se debe distribuir la riqueza, recuperando el ineludible valor social y la dimensión ética de la economía y las finanzas.
Carlos Bolaños Redacción
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