miércoles, 1 de febrero de 2017

Jauja está bailando



La tunantada es una tradición arraigada en la región del Mantaro, especialmente en el norte, desde tiempos coloniales, y se realiza en festividades religiosas como la Navidad, Año Nuevo y también profanas, así como en sus coloridos carnavales.

El historiador Simeón Orellana Valeriano manifiesta en su ensayo La tunantada de Xauxa que esta parodia tiene lugar durante las celebraciones de ‘Los Compadres’ y ‘Las Comadres’. Con ello se marca el inicio de la temporada carnavalesca en el antiguo Yanamarco, donde se asentaron los xauxas, el más importante grupo étnico del valle del Mantaro.

Personajes e historia

En el mencionado ensayo, Orellana da a conocer los dos grupos que participan en la tunantada: los ‘huatalas’, palabra que en el dialecto sausha-huanca significa desaliño, y los ‘chutos’, que en el habla de la zona significa personas de poco entendimiento o de labios gruesos.

Los ‘huatalas’ son denominados así por su desordenado vestir, consistente en pantalón bombacho, botas altas, guantes de cuero, camisa blanca, fuete o paraguas y sombrero bombín. Por su lado, los ‘chutos’ son personajes que caracterizan a las clases populares y usan chullo y ojotas. No bailan, limitándose a retar a los ‘huatalas’.

Sin embargo, no son los únicos, pues como declara el periodista jaujino Saulo Balvín Landeo al Diario Oficial El Peruano “se han incorporado a través del comercio unos diez, como el boliviano o hamili, el mulero argentino, la sicaina, la jaujina, el ‘chuncho’, entre otros. Esta fiesta se efectúa entre el 20 y 25 de febrero”.

“Se celebran tanto en Jauja como en sus 34 distritos. La Libertad y Huarancayo son los barrios más representativos”, continúa relatando Balvin.

En La Libertad, las parejas desfilan del brazo por las calles realizando elegantes giros hasta llegar al lugar del cortamonte. En Huarancayo, la pandilla hace gala de esa lisura propia del pueblo jaujino. Los hombres visten con terno, poncho y sombrero, y las mujeres con polleras negras y blusas.

Los preparativos se inician dos semanas antes de la cuaresma con las tradiciones de comadres y compadres. Esta última, llamada Takanakuy –contienda, enfrentamiento–, se desarrolla en la madrugada del último jueves antes del miércoles de ceniza. Consiste en un reto de bandas que se sitúan a ambas márgenes del río Yacus, representando a dos pueblos rivales. La banda que por cansancio deja de tocar, pierde.

Una ciudad en fiesta

Los preparativos del carnaval son un tema serio en Jauja. En la ciudad de Jauja y en los distritos de los alrededores la celebración toma todo un mes.

Según cuenta el periodista local Saulo Balvín Landeo, el pistoletazo de inicio es un simple árbol.

“El día en que se trae el árbol –de preferencia eucalipto, que fue especialmente sembrado con este fin– los varones marchan con el padrino, después del desayuno. Luego las mujeres, tras preparar el almuerzo en casa de la madrina, salen al encuentro de los varones”.

“En el lugar donde se ‘planta’ el tronco continúa el juego con talco, harina, agua, después empieza el baile”, nos relata el periodista.

Una curiosidad es que en estos días se sirve la famosa pachamanca de la zona, la cual es consagrada por los santos patronos de cada barrio. Sin embargo, como no todos los barrios tienen uno, se inventan uno con el nombre de la zona.

En los carnavales jaujinos destacan la tunantada y el Takanakuy, que es un tipo de enfrentamiento.

El Carnaval de Jauja tiene diferentes personajes como los ‘huatalas’ y los ‘chutos’.



Luz María Crevoisier 
Periodista

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