El pequeño George Ashman ha tenido una infancia complicada que recién ahora podrá ser normal, ya que tuvo que enfrentar una serie de burlas por una marca roja brillante que tenía en la frente.
De esa manera, la madre de Ashman autorizó que se someta a su hijo a una operación quirúrgica que le estiró la piel de la frente consiguiendo que la mancha desaparezca.
Sin embargo, el niño tuvo que soportar que se le inserte debajo de la piel de la frente dos expansores de tejido que al inflarse poco a poco y estirar la piel, que era el efecto buscado en el hospital, hacía que pareciera que George tuviese cuernos.
A los cuatro meses los implantes fueron retirados y la mancha que molestaba la cara del menor desapareció y ahora Ashman vive una vida más tranquila con una frente que muestra una piel nueva que ahora hace que se asemeje a Harry Potter, ya que solamente le queda una cicatriz de toda la operación.
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