11 de Julio del 2016
El presidente electo ha convocado una marcha contra él mismo
Todavía sorprendidos: Pedro Pablo Kuczynski llamando a marchar para “no dejar morir a La Oroya”. Con esto, PPK le estaría transfiriendo el problema al Congreso; se estaría lavando las manos en un tinglado tan confuso y con diferentes frentes por resolver. Hay un frente ambiental, con proyectos pendientes y con otros que vendrán, que necesitan modificar el dióxido de azufre permitidos; el frente externo, de los niños contaminados con plomo en un juzgado de Missouri, Estados Unidos, y demanda en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) que Doe Run entabló al estado peruano porque, dice, se vulnera su propiedad. Además del frente laboral y empresarial, por deudas no honradas.
En 2011 se creyó que el Congreso ampliaría el plazo para culminar el último proyecto ambiental PAMA (ahora IGAC), detenido —según Doe Run— por problemas financieros. Era necesaria una ley del Congreso que amplié el plazo para culminarlo. El congresista Casio Huayre presentó un proyecto de ley para solucionar la situación y una prensa hostil —que desconoce la magnitud del tema y se reviste con modas ambientalistas— le hizo un apanado. Fue víctima del bullyingmediático. Otros proyectos fueron olvidados. Así, la junta de acreedores decidió la liquidación en marcha y la subasta de activos, que vence el próximo 27 de agosto, plazo que deberá ser ampliado por el Congreso actual.
Cuando Kuczynski convoca una marcha al Congreso llama a una protesta contra él mismo, y pone en evidencia su falta de recursos y su creatividad para resolver la “problemática” Doe Run y tantas otras. PPK fue elegido para resolver problemas, para darle una dinámica diferente a la política y para ofrecer resultados inmediatos sin floro; además, lejos de mafias institucionalizadas que lo detienen todo porque alguito ganan, y al margen de quienes quieren seguir imponiendo sus intereses económicos. Fue escogido para irrumpir contra letanías obstruccionistas que le hacen difícil la vida a la población. Si dice que una marcha resolverá el problema de la fundición, dice que cualquier contradicción se puede resolver con un cronograma callejero que el Congreso deberá atender cada día porque ni él, como presidente, puede desatar tantos nudos existentes.
PPK tendría un plan B. El plan A es claro: el Congreso ampliaría el plazo para la subasta internacional, con más difusión y empeño, como demanda el sindicato Doe Run. Un consorcio de inversionistas quiere comprar la fundición. PPK ha dicho que viajaría a China y corregiría los límites de dióxido de azufre.
El plan B sería confrontar al fujimorismo, poner en evidencia pública su talante obstruccionista —que presume existirá—, “colocando parches donde no hay agujeros”, como dice Luis Fabián. En 2018 son las elecciones municipales y regionales. A sus adversarios no les conviene resultados inmediatos que la población aplaudiría. Los votos les serían adversos. Si a PPK le va mal en Doe Run, le irá mal en Tía María y en otros proyectos extractivos paralizados. Le irá mal aun cuando se demore; si leguleyada, normatividad, palabreo y burocracia vencen, si el obstruccionismo estatal apuñala sus ímpetus. Si no resuelve esto, tendríamos otros cinco años perdidos. Otra esperanza hecha añicos.
PPK no puede ser parte de frustraciones perpetuas. Seamos buenitos. El “mal de altura” le habría hecho decir semejante barbaridad. Necesitamos calma, reposo y tranquilidad. Una marcha finaliza una cadena de errores y desatenciones. resulta inaceptable la violencia social promovida por la autoridad.
Manuel Gago
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