lunes, 20 de febrero de 2012

Huancaino Lucho Quequezana “Yo vivo de la música en el Perú, aunque suene surrealista”



El músico huancaino domina cerca de 25 instrumentos y tiene más de 20 años de trayectoria, a pesar de su juventud. Es el creador del proyecto ‘Sonidos Vivos’, que unió a músicos de distintos países como Vietnam, Turquía, China, Canadá, Venezuela y Colombia, a los que enseñó a tocar melodías peruanas, y que ha llegado a ser catalogado como la mejor performance jamás lograda en toda la historia de la Residencia UNESCO-Aschberg MMM. Lucho ha demostrado ser un artista que está lejos de la ambición económica pues su deseo es ser embajador del Perú en el mundo. Toca, se ríe, brinda charlas a los niños y jóvenes del país sobre la música y sus raíces. Respira felicidad, promueve identidad.

Tu disco Kuntur ha arrasado en ventas en el 2011
Creo que es una bonita sorpresa, más allá de que me siento feliz como compositor. Es una buena señal que un disco de música peruana instrumental, sin ningún cover conocido, sea el más vendido del año. Eso significa que los peruanos estamos buscando cosas nuevas.

En un país en el que abunda la piratería, donde se escucha poca música peruana y menos aún la instrumental, ¿cómo has conseguido que Kuntur sea el más vendido?
Lo que me ha ayudado es el ‘boca a boca’. Ha sido tan fuerte que la gente se haya identificado. No me quiero imaginar cuántos discos piratas míos hay. Sabemos y somos conscientes de que vivimos en el Perú, donde la piratería está por todos lados. Me parece un punto más a favor del disco.

Para algunos artistas la piratería es un halago, para otros es un robo, como en el caso de Gian Marco. ¿Qué es para ti?
La piratería es consecuencia de la falta de industria musical en el Perú. Yo no puedo ir a Pisac, en el Cusco, o a otra ciudad, y decirle a la gente: ¡oye, compra original!, porque no existe la forma de hacerlo. En ese sentido, si alguien se las ingenia para escucharme, lo tomo como un halago. Sin embargo, respecto a las personas que tienen la posibilidad de comprar un disco original y no lo hacen, ahí sí me parece que están jugando sucio. También hay que ver si el artista lo quiere compartir, que es mi caso; tengo un canal en Youtube, donde he subido un montón de videos. Es mi opción personal. Y están los artistas que no son muy conocidos y de pronto ven que su disco aparece en Polvos Azules; los vas a ver saltando de felicidad, porque sienten que existen.

En una entrevista dijiste: "Creo que conocer a alguien que tiene mi disco y no sabe cómo es mi cara, es el mejor halago que puedo recibir".
Es la mejor señal de saber que mi música está de boca en boca, mis composiciones son las que te hacen decir “escucha a este pata”. Como creador es realmente un halago, tu obra es la que vale por ti mismo, no porque sea mediático. Yo camino por la calle y camino feliz, y en algún momento puedo escuchar que hablan de mis canciones o dicen mi nombre, pero no saben quién soy. Como artista me agrada que la obra en sí misma tenga vida.

Sospecho que en algún momento llegarás a ser masivo, entonces, ¿cómo lo manejarás?
Va a ser una consecuencia. De hecho, ya hay gente que me reconoce porque es normal, porque finalmente el Youtube también se ha movido bastante. Creo que lo voy a tomar como he venido haciendo toda mi carrera, compartir mi música es lo que me mueve. Los premios y lo demás son consecuencias de mi trabajo.

Estudiaste Administración de Empresas y Ciencias de la Comunicación. ¿Tienes formación académica en la música?
Nunca pude estudiar música. Recuerdo que de adolescente miraba con envidia sana entrar a los jóvenes con sus partituras. A mí no me dejaban estudiar música, mi familia era muy tradicional. La teoría es una herramienta, mi formación autodidacta me ha hecho crear otro tipo de herramienta. Me reconozco como una persona muy exigente en mi formación y en las cosas que hago. Por ejemplo, aprendí a orquestar; cuando iba al cine escuchaba el soundtrack de la película, llegaba a mi casa y trataba de hacerlo igual. Me pasaba horas de horas, era como estudiar y lo hacía a mi manera, me divertía muchísimo. En la adolescencia comencé una cinefilia muy fuerte, hice cine, algunos cortos, la música pudo más. Ya más o menos grandecito me puse a aprender un poco de teoría para poder comunicarme con otros músicos en lo básico e indispensable. Para mí, todos los instrumentos eran como juguetes. Si al costado hay un instrumento que no conozco, te voy a decir: ¡préstamelo una semana! Y no voy a estar tranquilo hasta que aprenda a tocarlo. También innovo con los sonidos, para mi disco he usado cajitas de fósforo. Aprendí a tocar batería con tenedores.

¿Has tenido la oportunidad de comprarte instrumentos en el exterior?
Tengo un instrumento chino en mi casa, me lo regaló Shu Han Rhao, cuando estuvimos haciendo ‘Sonidos Vivos’. Para él este objeto era muy especial, lo entregó como agradecimiento porque sentía que tenía una deuda conmigo y sabe que me gustan los instrumentos. Cuesta miles de dólares. La mayoría de instrumentos que tengo son regalados, pero es cierto que soy adicto a ellos. Yo no podría comprarme tantos.

De todos los sonidos que has escuchado, ¿con cuál te quedas?
Con el sonido peruano. El charango me encanta, pero la quena me parece que es el hilo conductor de este viaje sonoro que hago siempre por el mundo. Es como mi traductor.

¿En algún momento has pensado en el canto y la composición con letras?
He compuesto algunas cosas con letras para teatro y esas cosas. En mis proyectos personales no uso las letras; de por sí, el idioma pierde universalidad, puede limitar a mucha gente. La música instrumental es lo que he tocado durante mi niñez y adolescencia. Me gusta la narratividad de la música, mis composiciones son como pequeños cuentos en donde tú puedes recrear tu propia historia. Las letras a veces te encansillan, la música solita es libre y puedes volar por todos lados.

¿Se puede vivir de la música en el Perú? ¿Tú lo haces?
Yo vivo de la música en el Perú, aunque suene surrealista. Si quieres hacerlo, tienes que trabajar como un loco. Soy partidario de que el artista no solo es un creador sino tiene que ser un autogestor de su carrera. Dejé la esperanza de que iba a recibir apoyo o de que una disquera se iba a interesar por mí. Lo intenté por años, toqué muchas puertas, decidí hacerlo yo mismo con mi hermano Alfredo. Yo soy un pata de barrio.

En el extranjero también has tenido éxito
Nos ha ido espectacular. Hace dos años tuve la oportunidad de encontrarme con el Cirque du Soleil y pudimos incluir en su espectáculo y en su disco sonidos peruanos como el del charango y las quenas.

Iván Thays decía qué la comida peruana indigesta. ¿La música peruana qué produce?
La música peruana es la más viva del mundo, es el acompañamiento perfecto para la comida peruana. Ambas tienen gran diversidad. Todavía hay mucha gente que no se da la oportunidad de escuchar música de otras regiones, olvidamos que existe. Como lo hemos hecho con la comida, también con la música podemos conquistar el mundo.

¿Has vuelto a las festividades de Huancayo como cuando tenías once años?
No he podido regresar mucho a Huancayo. Voy a hacer una gira por todo el Perú, todavía no sé cómo. Esa música es la que he consumido durante toda mi vida. Voy a regresar a Huancayo y lo voy a hacer en todas las provincias, solo y autogestionado. Gracias a Dios hay una empresa privada que está interesada en mi proyecto, que tiene como objetivo unir a los peruanos y recorrer las ciudades.

EL OTRO LADO
Estás a puertas de estrenar un documental
Sí, lo he filmado hace 6 años. Ha sido dirigido y grabado por nosotros. Cuenta las historias de los músicos de ‘Sonidos vivos’. Este documental me ha costado la vida entera. No me parece bien ponerlo solo en un cineclub especializado para intelectuales; si la gente no tiene la oportunidad de verlo, nunca te va a decir qué le gusta. Quiero ponerlo en cines comerciales y a nivel nacional. Estoy viendo la manera, no es fácil. Además, tengo unas giras por Europa.

¿Sigues dando charlas en los colegios?
Por supuesto, para los chicos de secundaria. Son charlas de innovación, creatividad y emprendimiento. Las doy porque sentía que tenía una deuda con mi colegio. Son completamente gratis y a nivel nacional. Me escriben y voy. Me parece interesante que los chicos de ahora quieren consumir lo peruano, existe la Marca Perú. Es hora de trabajar con estos chicos el significado de la identidad. Un día puedo estar en Pachacútec, en Ventanilla, y otro en el colegio La Inmaculada. Yo no pienso si es un colegio público o privado, me agrada cuando me dicen que antes solo escuchaban música electrónica y ahora escuchan la nuestra o se han comprado un charango.

Samantha Aguilar:

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