La Policía Antidrogas y el Ministerio Público descubrieron una mafia de malos militares encabezada por altos mandos del Ejército peruano de la zona, que vendían a grifos del lugar el combustible que el Estado les facilitaba para los helicópteros en la lucha contra el narcoterrorismo en el VRAE.(Video)
Dicho combustible luego era revendido a las bandas que se dedican al tráfico ilícito de drogas (TID) que operan en la zona para que elaboren clorhidrato de cocaína.
Este escándalo, que remece los cimientos de altos mandos militares, fue detectado por la fiscalía y la Policía Antidrogas al intervenir el grifo “Moralitos”, ubicado en una zona estratégica utilizada por el narcotráfico, en la provincia de Pichanaqui-Satipo, cuyo propietario Freddy Marcelo Hurtado fue detenido junto con otros cuatro empleados.
El dueño de la cadena de grifos, Freddy Marcelo, quien también está implicado, en su descargo ofrecido ante la policía que lo investiga, sostuvo que compró 3,500 galones de combustible conocido como kerosina de alta calidad, denominado (Turbo Jet A), destinado por el Estado para la lucha contra el narcoterrorismo en la convulsionada zona del VRAE, al suboficial técnico EP Odmar Eusebio Canales Billar.
El dueño de la cadena de grifos, Freddy Marcelo, quien también está implicado, en su descargo ofrecido ante la policía que lo investiga, sostuvo que compró 3,500 galones de combustible conocido como kerosina de alta calidad, denominado (Turbo Jet A), destinado por el Estado para la lucha contra el narcoterrorismo en la convulsionada zona del VRAE, al suboficial técnico EP Odmar Eusebio Canales Billar.
“Dicho militar me comunicó que la ventael combustible destinado para el sobrevuelo de los helicópteros en VRAE, estaba autorizada por el coronel EP jefe del Destacamento Leopardo, de apellido Tacash, el general EP Benigno Cabrera y el mismo jefe político militar del VRAE”, sostiene el inculpado en su descargo.
Al respecto, Rosmery Cahuana, administradora del grito “Moralitos”, quien también se encuentra comprendida en el proceso, narró: “En realidad existen muchas presiones y amenazas de muerte por parte de los militares involucrados, los mismos que vienen presionando a mi jefe dueño del grifo, Freddy Marcelo, para que guarde silencio y no complique la situación legal de los altos mandos militares, principales responsables en la ilegal venta de combustible de aeronaves destinadas a luchar contra el narcoterrorismo en el VRAE”, sostuvo la trabajadora.
Pese a que todos los pobladores de la zona de Pichanaqui-Satipo tienen pleno conocimiento del escandaloso descubrimiento hecho por la Policía Antidrogas y la fiscalía, todos guardan obligado silencio cómplice ante el temor de ser víctimas de alguna represalia por parte de las bandas de narcotraficantes que operan en la zona, las mismas que se estaban beneficiando con la venta prohibida por ley de este combustible destinado para la lucha contra el flagelo de las drogas.
La policía concluyó que el combustible vendido por los malos efectivos del Ejército, proporcionado por el Estado para la lucha contra el narcoterrorismo en el VRAE, fue a parar a manos de las bandas de narcotraficantes que utilizaban este kerosina de alta calidad, para elaborar droga en sus laboratorios clandestinos que operan en la agreste zona de la selva central del país.
crónica viva
Al respecto, Rosmery Cahuana, administradora del grito “Moralitos”, quien también se encuentra comprendida en el proceso, narró: “En realidad existen muchas presiones y amenazas de muerte por parte de los militares involucrados, los mismos que vienen presionando a mi jefe dueño del grifo, Freddy Marcelo, para que guarde silencio y no complique la situación legal de los altos mandos militares, principales responsables en la ilegal venta de combustible de aeronaves destinadas a luchar contra el narcoterrorismo en el VRAE”, sostuvo la trabajadora.
Pese a que todos los pobladores de la zona de Pichanaqui-Satipo tienen pleno conocimiento del escandaloso descubrimiento hecho por la Policía Antidrogas y la fiscalía, todos guardan obligado silencio cómplice ante el temor de ser víctimas de alguna represalia por parte de las bandas de narcotraficantes que operan en la zona, las mismas que se estaban beneficiando con la venta prohibida por ley de este combustible destinado para la lucha contra el flagelo de las drogas.
La policía concluyó que el combustible vendido por los malos efectivos del Ejército, proporcionado por el Estado para la lucha contra el narcoterrorismo en el VRAE, fue a parar a manos de las bandas de narcotraficantes que utilizaban este kerosina de alta calidad, para elaborar droga en sus laboratorios clandestinos que operan en la agreste zona de la selva central del país.
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